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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Capítulo XXIII.The Girl Keeps Coming Apart (Parte 1)

A petición del público, que ya venía demandando tiempo ha un capítulo narrado enteramente por Victoria, aquí os lo traigo. (Al menos la primera parte. La segunda no sé todavía si la narrará ella enteramente). Además, como también me dijeron que los capítulos eran muy cortos éste lo he hecho un pelín más largo. Espero que os guste, muchach@s (que por cierto, según mi amada RAE de los cojones la utilización de la "@" para englobar el sujeto masculino y femenino en uno es incorrecta. ¿Pues sabéis qué os digo? Fuck them very much!).




Victoria
Salí rumbo a Madrid el sábado a primera hora de la mañana. La acalorada discusión que había mantenido con mi madre la noche anterior me había dejado mentalmente agotada y fuera de combate, por lo que me pasé la mayor parte del viaje durmiendo. Ni siquiera traté de fingir ser amable con mi compañero de asiento. En aquellos momentos no estaba de humor para mantener una conversación banal con una persona normal a la que, además, no iba a volver a ver.

El vuelo hasta Los Ángeles, sin embargo, fue prácticamente insoportable. Mi mente no dejaba de proyectar imágenes pertenecientes al último verano, que en su momento habían sido las más felices de mi vida, pero que en un fatídico segundo se habían tornado en afiladas cuchillas que habían rasgado mi pecho y mi alma hasta hacerlos sangrar. 
           
Todavía no sabía cómo iba a enfrentar la situación. Por un lado, rezaba por no encontrarme a Leonard durante el fin de semana que pasaría allí, pues tenía miedo de que, al verlo, toda la entereza y decisión que había conseguido durante el mes que habíamos permanecido separados se desvaneciera, como si nunca hubiera existido.
           
Pero al mismo tiempo no podía dejar de pensar en todo el daño que me había hecho. No era sólo el asunto de las drogas, que sin duda se habría agravado en mi ausencia, sino sobre todo la forma en que me había tratado cuando le había descubierto.

Y después me había dejado marchar sin ni siquiera disculparse. No había venido a despedirse de mí al aeropuerto el día de mi partida. No me había hecho ni una triste llamada durante el mes que llevaba en España. Sólo una carta. Una carta que ni siquiera había tenido el valor de abrir.
           
¿Qué había escrito en ella? ¿Había tenido la decencia de pedirme disculpas o acaso se había arrastrado pidiéndome perdón? No, sin duda aquello era imposible. Leonard era demasiado orgulloso como para pedir perdón a nadie. Pero entonces, ¿qué había escrito en esa dichosa carta?
           
“¡Estúpida, no deberías haberla tirado!”, me reprendió la voz curiosa de mi mente, aquélla que todavía albergaba sentimientos por Leonard, más allá de la compasión o el rencor. Y sin embargo, estaba segura de que conocer el contenido de la misma no iba a variar ni un ápice la opinión que ahora tenía sobre pelirrojo, porque nada de lo que pusiera en esa carta podría cambiar ni una sola de las acciones que ambos habíamos llevado a cabo. No iba a cambiar el hecho de que no podría confiar en Leonard nunca más.
***
— No sabes cuánto te he echado de menos, pequeña — susurró Úrsula contra mi oído, al tiempo que me estrechaba con fuerza contra su pecho —. No sabes cuánto te hemos necesitado Marty y yo.
           
Ninguna de las dos pudimos contener por más tiempo nuestras lágrimas. Traté de responderle que yo sentía lo mismo, que mi vida había dejado de tener sentido en el mismo instante en que puse un pie en el avión que me llevó de vuelta a España, pero la voz se me quebró, para prorrumpir después en un llanto histérico y desesperado. No había derramado ni una sola lágrima en todo el tiempo que llevábamos separados, pero el mero hecho de volver a verlos había provocado que todas las emociones que había guardado bajo llave en mi corazón, contenidas y reprimidas con gran recelo, salieran de golpe en tropel, imposibles de retener.
           
Darling, are you ok? — inquirió Marty preocupado, acercándose a mí.
           
Me había quedado literalmente sin habla. Deshice el abrazo con mi tía sólo para aferrarme a un sorprendido Marty, que obviamente no se esperaba que fuera a ser tan efusiva con él. Me pregunté entonces si durante mi estancia en California no le había demostrado lo suficiente todo el cariño que le profesaba. Sin duda, siempre se me ha dado bien eso de reprimir y ocultar mis sentimientos.

— ¿Cómo están Angela y Johnny? — inquirí cuando fui capaz de hablar de nuevo — ¿Han salido ya del hospital?

— Están mejor, de hecho Jonny sólo tiene un par de contusiones y una costilla rota. Angela, sin embargo, se llevó la peor parte. Ha estado varios días inconsciente y tiene una pierna y una muñeca rotas. Además, los médicos siguen haciéndole pruebas porque no saben si pueden haberle quedado secuelas.

— ¿Secuelas? ¿Qué clase de secuelas?

Marty permaneció unos segundos en silencio, pensando seriamente su respuesta.

— Los médicos no se atreven a hacer conjeturas sin tener las pruebas delante, pero cabe la posibilidad de que de ahora en adelante sufra migrañas crónicas.

Un dolor punzante comenzó a revolverme el estómago, extendiéndose por todo mi cuerpo y dejando a su paso una estela de frío helado que finalmente me cubrió por entero. Un mal presentimiento me sacudía, advirtiéndome de que lo peor todavía estaba por llegar.
           
No me atreví a preguntar qué había pasado. No importaba si había sido la conducción temeraria de Johnny o el estado de embriaguez del otro conductor implicado lo que había causado el accidente. Lo único que debía importarnos en aquellos momentos era que Johnny y Angela estuvieran bien.
           
Tras reponer fuerzas después de un viaje tan largo y dejar las maletas en casa de mis tíos, Úrsula me acompañó al hospital donde habían ingresado a la pareja, que casualmente era el mismo en el que había fallecido el padre de Angela. Sin duda, la vida no es más que una suma de macabras coincidencias.
           
— Estoy segura de que se alegrarán mucho de verte — me dijo Úrsula con una sonrisa, aunque ni de lejos tan deslumbrante como con las que solía deslumbrarme antaño. Lo sucedido durante el último mes había hecho mella en todos, incluso en alguien tan alegre y vital como mi tía Úrsula. Nuestro mundo se había derrumbado en menos de lo que dura un leve pestañeo.
           
— Sí, yo también tengo muchas ganas de verlos — repliqué, forzando una sonrisa que me sonó falsa hasta a mí.
           
— Puede que nos encontremos a Tom allí. Aunque ciertamente lo dudo después de lo que pasó anoche en su casa…
           
— ¿Qué pasó anoche en su casa? — inquirí preocupada. Desde que había vuelto a España no había dejado de sucederse una catástrofe tras otra.
           
— Según parece Diana… ¿te acuerdas de ella? — asentí con la cabeza. Como para olvidar a un bellezón semejante… — Pues bien, según parece Diana incendió su piso anoche por despecho. No ha quedado nada, Victoria. Tom y Leo se han quedado literalmente en la calle.
           
Aquella noticia fue otro duro mazazo que me dejó clavada en el sitio. ¿Qué había pasado entre Tom y Diana para que ésta hubiera decidido incendiar su piso? Todo parecía ir también entre ellos… “Igual que entre tú y Leonard”, me recordó la voz de la razón. Sí, nada es nunca lo que parece.
           
— ¿Dónde se supone que van a vivir ahora? — inquirí, con un nudo en el estómago. Otro mal presentimiento se abría paso por mi mente, haciéndome tomar conciencia de la engorrosa situación en la que yo misma me había metido.  
           
— Verás, cariño, de eso precisamente quería hablarte.
           
No me gustó para nada la sombra de vergüenza y culpabilidad que cubría el rostro de mi tía Úrsula. No podía ser cierto…
           
— Cariño, sé que esta situación va a ser muy embarazosa y desagradable para ti, pero ni Marty ni yo hemos visto otra salida… Tom y Leonard van a quedarse en nuestra casa hasta que puedan encontrar otro piso.
           
Una necesidad irracional de estrangular a alguien inundó mi cuerpo en el mismo segundo en que mi tía terminó de pronunciar aquellas palabras. ¿Es que ni Marty ni ella tenían en cuenta mis sentimientos? ¿Acaso merecía yo compartir el mismo techo con un hombre despreciable que me había tratado como si yo no fuera más que un recipiente lleno de arena para gatos?
           
“Respira, Victoria, respira y cálmate. Si te muestras ante tu tía como una histérica inmadura que no es capaz de lidiar con una situación mínimamente ardua le estarás demostrando que no has superado tu historia con Leonard”.
           
Respiré hondo, tragándome de golpe todos los insultos que se habían arremolinado en mi garganta, listos para salir a la superficie a la menor oportunidad. Apreté los puños con fuerza, obligándome a dibujar la sonrisa más forzada que se haya esbozado jamás antes de replicar:
           
— Es completamente comprensible, tía. Es lo mínimo que haría un amigo, ofrecerle protección y consuelo a otro que ha sufrido un duro golpe.  
           
Aunque por dentro estaba pensando: “arderéis en el infierno por esta alta traición, maldita rubia desorejada. Tú y el inútil de tu marido”.
***             
La visita al hospital fue menos triste de lo que había esperado, aunque debo reconocer que fue todo gracias a la madre de Johnny. Conocer a esa mujer fue una experiencia ciertamente fructífera, no sólo en lo tocante al deleitante placer de poder escuchar su armonioso acento sureño, mucho más marcado que el de Marty o el de su propio hijo, sino también para descubrir de quién había heredado Johnny su gracia y salero naturales.
           
Angela seguía un poco pachucha, con el semblante mucho más pálido de lo habitual, algo, por otro lado, normal si tenemos en cuenta que habían tenido que realizarle dos transfusiones de sangre y que, según los médicos, no se descartaba todavía el hacerle una tercera.
           
Pero tanto su novio como su suegra se esforzaban en atenderla como si fueran sus más leales enfermeros, a pesar de que Johnny estaba todavía recuperándose de sus propias lesiones. No aparecieron, sin embargo, durante todo el tiempo que permanecí allí ni Hans ni Iuta. A lo mejor estaban trabajando o se habían retirado a descansar, pero algo me decía que las razones de su ausencia nada tenían que ver con sus obligaciones laborales. Después de todo, Marty no habría dudado en darles el día libre, ahora que ambos se habían reincorporado a sus respectivos puestos en el bar.

Tal vez le echaban la culpa a Johnny del accidente y no querían verlo ni en pintura o tal vez no soportaban a la madre de éste. Puede que incluso hubieran abandonado a Angela a su suerte, cansados ya de sus esfuerzos por “llamar la atención”. Era una auténtica lástima que ninguno de los dos hubiera hecho caso nunca de aquellas llamadas de atención de su hermana, que lo único que demostraba con ellas era su ansia de recibir un mínimo de afecto por parte de ambos.

Ni yo misma me había dado cuenta de cuánto daño le había hecho a su hermana aquella falta de afecto hasta que fui testigo aquella tarde de los esfuerzos por parte de Adele, la madre de Johnny, de ganarse el cariño y la confianza de su nuera. Angela no sabía cómo reaccionar a las atenciones de su suegra y se sentía desconcertada y fuera de lugar cada vez que ésta le hacía un cumplido.
           
Y aquella visión fue todavía más difícil de digerir cuando me vi reflejada a mí misma, como si de un espejo se tratara, en los ojos de Angela.  
           
— Úrsula, creo que ya es hora de que nos vayamos a casa — le indiqué a mi tía, señalando el reloj que había colgado sobre la cama de la paciente —. Ya son más de las ocho y estoy muy cansada del viaje. Podemos volver mañana por la mañana.
           
Úrsula asintió con comprensión, como si realmente entendiera los verdaderos motivos que impulsaban a salir de allí cuanto antes. Nos despedimos de todos y les prometimos que volveríamos al día siguiente, a lo que todos reaccionaron con alegría y gratitud. Por fin alguien me consideraba útil. Por fin había encontrado un lugar en el que me sentía necesaria.
                                  *** 
Úrsula aparcó el descapotable rojo junto al negro de Marty, a unos pasos de distancia del caminillo de grava que conducía hacia la puerta de entrada. Las luces del salón estaban encendidas y unas profundas voces masculinas llegaban hasta nosotras desde el interior de la casa. Tragué saliva con fuerza. Tom y Leonard ya habían llegado al que sería “su nuevo hogar”

¡Maldita sea! ¿Es que la discográfica no podría haberles conseguido un nuevo apartamento de solteros, igual de cutre que el anterior? ¿Acaso no tenían más amigos, como Rob, por ejemplo, que estuvieran dispuestos a darles cobijo gratis?

Úrsula se apeó del vehículo y yo la imité unos segundos más tarde, con el corazón golpeando agitadamente contra mi pecho, de forma que no me habría resultado extraño si éste hubiera salido de golpe por mi garganta.

Los malditos escalones del porche no hicieron sino intensificar mi ansiedad. Estaba sudando a mares, sintiendo cómo la sangre corría por mis venas a una velocidad vertiginosa. ¿Y por qué? ¿No me había convencido a mí misma de que ese hombre que había tras la puerta ya no me importaba? ¿No me había prometido a mí misma que todo lo que habíamos vivido durante el verano estaba muerto y enterrado?

La llave de Úrsula entró en la cerradura unos segundos antes de que las voces que habían precedido nuestro camino hacia la casa enmudecieran. Mi tía pareció no darse cuenta de ello, o al menos fingió no hacerlo, pues le dio la vuelta a la llave sin vacilar ni un segundo, para después empujar la puerta hacia dentro con la mano libre.

Úrsula entró primero y dejó las llaves y el bolso sobre la mesa del recibidor. Fue en el mismo instante en que puse un pie en el interior de la casa cuando me di cuenta de que estaba temblando de pies a cabeza, a pesar de que aquel día la temperatura a la sombra era de treinta grados. Úrsula se giró para mirarme con una mezcla de lástima y comprensión inscrita en sus ojos esmeralda, que me hirió más que si me hubiera enterrado un puñal en lo más profundo de mi pecho. Me tendió después la mano, mientras decía:
           
— Todo va a salir bien, Victoria. No tienes nada que temer.
           
Y sin embargo, el miedo me había agarrotado los músculos, dejándome paralizada en el sitio, como si no fuera más que una estatua de sal. En un momento de compasión por su parte, me pasó un brazo por la cintura, y, aguantando todo el peso de mi cuerpo me llevó hasta el salón, donde una nueva forma de tortura estaría esperándome, ansiosa por desgarrarme las entrañas.

7 comentarios:

  1. ¡Aaaaah! ¿Cómo es que dejas ese final? Creo que me has dejado con más gana que con la que empecé... xDD.
    El capítulo ha estado muy bien; me ha gustado mucho que solo esté escrito desde el punto de vista de Vicks, porque es ella la protagonista y creo que necesitaba más... protagonismo. XDD. En fin, que me ha gustado mucho. Espero el próximo ¡con mucha ansia!
    Un beso.

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  2. O.O
    Qué mal está Victoria :( Mataré a Leonard ¬¬
    ¡Cómo echaba de menos un capítulo en la visión de Vicky! :)

    Espero el que viene muy pronto, porque vamos, nos has dejado con el regusto de querer ver (leer) el reencuentro >.<

    Besitoos <3

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  3. Rubia desorejada ha sido lo máximo compañera jajajjaaj Definitivamente Úrsula es mi favorita. Me alegro de que haya vuelto a California aunque tendrá que enfrentarse a tremendas pruebas ahora que Leo vive con los titos. Y sí, vaya mierda de discográfica que no les pone un piso como se debe como ... manda. Me alegro de que Johnny y Angela evolucionen bien.

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  4. Me ha encantado, pero la siguiente parte, opino que estaría genial que la describiera Leo, que aunque últimamente no esta dejando un poco decepcionados, pero eso ya lo tienes que decidir tu, esperaré ansiosamente la siguiente parte.

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  5. Coincido en que victoria necesitaba más protagonismo en su propias historia pero puntazos como "maldita rubia desorejada arderies en el infierno. Tu y el inútil de tu marido" son los que hacen que me caiga mal.

    Sabía que Marty y Úrsula meterían en su casa a Tom pero me sorprende que ayuden también a Leo después de todo lo que a hecho, yo lo hubiera dejado en al calle ¬¬

    Y sobre los accidentados me alegro de que Johnny vaya bien pero me parece que a Angela le va a pasar algo mas. Escribelo pronto >.<

    Eso y el rencuentro en el salón tengo una vaga idea de lo que pasara pero quiero confirmarla xDD Publicaa!! ^^

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  6. Hola de nuevo!! Bueno, creo que vick necesitaba contar su parte, de eso no cabe duda. Aunque no me gusta que insulte a las únicas personas que se preocupan por ella como unos padres, aunque sea mentalmente XDD Está un poco colgada, creo que se le está pegando de los californianos =P
    Respecto a la mamá de Johnny, ya era hora de que se conocieran y de que la mujer mostrara todo lo que es, no me extraña que su hijo (a pesar de estar algo salido y ser un glotón) haya salido tan rico!! ¿Y Iuta y Hans? ¿Verdaderamente no estaban por el cansancio o es que ha sucedido algo más?
    Menudo capítulo de desgracias conjuntas para Vick, esto si que es una "Serie de Catastróficas Desdichas" XDDD
    Me ha gustado mucho, espero que ahora que vick tiene una perspectiva distinta de Leo le de una oportunidad al pobre Tom. Ella necesita recobrar la confianza en los hombres y Tom necesita una mujer que le haga sentir que vale la pena después de lo de Diana (^.^) Buen capi!!Un ebsote enoooorme!!

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  7. Menos mal que Angela y Johny están bien jajaj :)
    Y pobre Victoria, después de todo lo que ha pasado ahora debe convivir unos días con Leo... Espero el siguiente capítulo :D
    Un beso (L)

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