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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Capítulo II. Mi primera noche en el bar (Parte 1)

Antes de nada, me gustaría responder algunas preguntas que hicisteis en algunos comentarios del capítulo anterior. El hecho de que Úrsula se comporte como una madre y no como una tía es precisamente el sentimiento que quería transmitir del personaje. Ya veréis por qué.... Y luego, lo de que ella se presente vestida de una forma distinta a como marca la estética del local, naturalmente le va a traer problemas. Ya lo veréis en éste y en los siguientes capítulos. Sin más, os dejo con la historia. ¡Un beso, Athenea!



Abrí el grifo y me metí bajo el chorro de agua caliente, dejando que ésta purificara mi cuerpo y mi alma. Traté de no pensar en nada mientras me enjabonaba, porque de lo contrario, el estado de paz interior que había alcanzado con mi larga siesta de dos horas, se habría ido al carajo.
           
Me concentré pues, en quitar de mi cuerpo hasta la última partícula de suciedad que pudiera encontrar. Tenía que estar presentable para los amigos de mis tíos… Aunque algo me decía que no les iba a importar mucho cuánto tiempo dedicara yo a mi higiene personal. De hecho, tal vez estuviera arreglándome demasiado…
           
Ya estaba poniéndome nerviosa otra vez. Es lo que tiene la acción de pensar. Te llena de dudas e inseguridades. De nuevo, dejé la mente en blanco y me concentré en acabar de ducharme. Cuando volviéramos a casa, ya tendría tiempo de sobra para torturarme con mis cavilaciones.
           
Cuando hube terminado, me vestí, me lavé los dientes y me recogí el pelo en un moño, pues siempre que me lo dejo suelto, se me llena en seguida de enredos. Salí del baño, y me dirigí hacia el salón, desde donde se oía hablar a mis tíos. Me pregunté qué habría sido de Bret, Bob y su esposa. Seguramente estarían ya esperándonos en el bar.
           
— Cariño — me llamó mi tía cuando entré al salón —, estás muy guapa. Aunque creo que estarías mucho mejor si llevarás el pelo suelto.
           
Yo negué con la cabeza, un tanto nerviosa.
           
— Bueno, está bien. Como tú quieras — replicó con una agradable sonrisa —. Y ahora, ¿estás lista?
           
— Sí, por supuesto.
           
           
¿”Sí, por supuesto”? ¡Por supuesto que no estaba preparada para ir a ese bar! Sin embargo, y para desgracia mía, no fui consciente de ello hasta que puse un pie en el local. No me interpretéis mal, el sitio estaba muy bien. El problema era que yo no encajaba para nada allí.
           
Nada más llegar, en la puerta misma del establecimiento, empezó la pesadilla.
           
Guten Abend, Herr McGowen — saludó a mi tío el portero del local, en un perfecto alemán. Aquel hombre medía al menos un metro noventa de puro músculo y tenía el pelo largo y rubio. Iba vestido de cuero negro de la cabeza a los pies e irradiaba tal hostilidad y desconfianza que a mí me heló la sangre en las venas.
           
Wer ist das Mädchen? — preguntó aquel hombre tan intimidante, lanzándome una mirada desdeñosa.
           
Yo retrocedí unos pasos, asustada ante la abierta hostilidad de un hombre de apariencia tan peligrosa. El alemán soltó una carcajada burlona ante mi actitud, pero en la profundidad de sus ojos castaños pude ver que yo no era de su agrado. “Tú no perteneces a este lugar”, parecían decirme sus oscuras pupilas. “¿Por qué no vuelves por donde has venido?
           
Sie ist meine Nichte — replicó Marty, visiblemente molesto con la conducta de su empleado —. Show her your respect!   
           
El hecho de que Marty hubiera dejado de hablar en alemán con ese hombre, y hubiese vuelto a su lengua materna demostraba lo enfadado que estaba. El alemán inclinó la cabeza en su dirección, pero no se portó de una manera más amable conmigo.
           
— Tal vez debería irme — le sugerí a mi tía en castellano, para que ni Marty ni “don Simpático” pudieran entender lo que le decía.
           
— ¡Por supuesto que no! No le hagas caso a Hans. ¡Es un gilipollas!
           
Tras decirme esto, me cogió de la mano y me llevo casi a rastras hacia el interior del local, ante la atónita mirada del portero y de todos los allí presentes. No conocía esa faceta tan apasionada de mi tía, y lo cierto era que no me estaba gustando para nada.

Úrsula! — se oyó la voz de Marty a nuestra espalda — Úrsula, wait!

Sin embargo, mi tía no se detuvo. Ni si quiera se dignó en contestarle a su marido. Entendía que estuviera furiosa, yo misma lo estaba. Pero también creo que debería haber dirigido su ira hacia el tal Hans, no hacia Marty. Él sólo había intentado defenderme. Sin embargo, y como iría viendo durante el transcurso de las semanas, mi tía Úrsula era una mujer de armas tomar. Muy dulce por las buenas, pero con mucho carácter por las malas.

Y fue así, sin darme cuenta, como entré en el bar de mis tíos. El lugar que, de una forma u otra, cambiaría mi vida para siempre.
           
Good evening, Úrsula — saludó a mi tía desde la barra, una rubia despampanante, que debía tener unos cuatro años más que yo.
           
Mi tía se giró hacia ella, y todo su mal humor pareció evaporarse de repente.
           
Good evening, Iuta — le respondió con una enorme sonrisa, al tiempo que se dirigía hacia la barra, conmigo de remolque.
           
La rubia, que por su nombre y acento debía ser también alemana, se quedó mirándome con curiosidad, antes de preguntarle a mi tía:
           
— ¿Quién es ella?
           
La sonrisa de mi tía se ensanchó, y respondió con orgullo:
           
— Es mi sobrina, Victoria. Pero puedes llamarla Vicky.
           
Genial, sencillamente genial. ¿Con qué derecho le permitía mi tía a esa chica llamarme “Vicky”? ¿Acaso creía que íbamos a hacernos amigas? ¡Sí, claro! Una rubia alemana despampanante, que me sacaba al menos veinticinco centímetros de altura, y yo, una chica bajita, flacucha y sin encanto, íbamos a ser amigas. Definitivamente mi madre tenía razón. Mi tía Úrsula fumaba cosas muuuy raras.
           
— Hola, Vicky — me dijo la alemana, al tiempo que extendía su mano hacia mí para que se la estrechara —. Yo soy Iuta. Encantada de conocerte.
           
Aquella era sin duda la sonrisa más bonita que yo había visto nunca. Esa chica tenía una importante carrera como modelo por delante. Y yo… Yo simplemente no sabía muy bien qué estaba haciendo allí.
           
— Esto… Gracias — repliqué, no sin cierto esfuerzo. Después, conseguí el valor suficiente para estrecharle la mano —. Yo también me alegro de conocerte.
           
La sonrisa de mi tía, que no se había borrado de su rostro desde que nos habíamos encontrado con la tal Iuta, se ensanchó. Yo, que no estaba demasiado acostumbrada al contacto físico con otras personas que no fueran mi hermana pequeña, aparté mi mano casi de forma inmediata y retrocedí unos pasos, como si estar cerca de la belleza rubia pudiera causarme una enfermedad terminal.
           
Iuta desvió la mirada hacia mi tía, y se la quedó mirando con una expresión que decía a todas luces: “¿Esta chica se ha escapado recientemente de un manicomio y ha venido aquí en busca de un escondite, verdad?”

Lo cierto es, que no podía culparla por pensar así, dada mi actitud. Pero tampoco podía hacer nada para remediar mi conducta. No estaba acostumbrada a relacionarme con personas. No sabía cómo tenía que actuar ante una desconocida que intentaba ser amable conmigo.

— ¡Úrsula! — se oyó de nuevo la voz de Marty a nuestra espalda. En esta ocasión, mi tía se dio la vuelta, dispuesta para encararlo.
           
— ¿Qué? — replicó en tono cortante. Estaba furiosa de nuevo.
           
Marty se acercó a ella con pasos lentos y medidos. No quería despertar a la bestia de nuevo. Iría despacio para conseguir lo que quería: una reconciliación que después, cuando volvieran a casa, culminaría en el lecho matrimonial…
           
— ¿Por qué estás enfadada conmigo? Ha sido Hans el que se ha portado como un capullo, no yo.
           
— ¿Qué mi hermano ha hecho qué? — intervino entonces la alemana, desde el otro lado de la barra. Ahora ella también estaba furiosa. Y todo porque yo no le agradaba a ese tío. Genial, sencillamente genial.
           
— Tu hermano es un capullo, Iuta — replicó Marty. El chico no se andaba por las ramas. Iba directo al grano…
           
La rubia asintió con la cabeza, visiblemente avergonzada.
           
— Hablaré con él…
           
— ¿Para qué? ¿Crees que servirá de algo? — inquirió Marty — Tu hermano cada día es más inestable.
           
— Él… Lo está pasando muy mal, Marty. Lo han echado del grupo, y ahora nadie quiere contratarlo en ningún otro.
           
— ¿Y no te preguntas por qué? Tu hermano es incapaz de comportarse como un ser civilizado, Iuta.
           
— Por favor, Marty, no lo despidas — le suplicó ella —. Éste es su único medio para conseguir dinero. Si lo echas, mi padre…
           
— ¡No voy a echarlo! — la interrumpió Marty — Al menos, no de momento. Pero si vuelve a ofender a algún cliente, especialmente si ese cliente es mi sobrina, no volverá a poner un pie en este establecimiento, ¿queda claro? — dijo, poniendo especial énfasis en el adjetivo posesivo “mi”.
           
Iuta asintió con la cabeza, de nuevo, muy avergonzada. Yo tenía ganas de decirle que no era culpa suya que su hermano fuera un gilipollas, pero decidí actuar de forma prudente, y cerrar el pico. No conocía de nada a esa chica, y no sabía cómo podría reaccionar ante mis palabras.  
           
— Y ahora, querida esposa mía, ¿me concedes este baile? — le preguntó Marty a mi tía, con una sonrisa pícara dibujada en sus labios.
           
Mi tía, que había recuperado su buen humor, prueba de que era bastante bipolar, le devolvió la sonrisa y, agarrándose de su brazo, se fueron ambos rumbo a la pista de baile.

Yo, con todo lo que había pasado desde que habíamos llegado, apenas me había fijado en la decoración y la disposición del local. Así como tampoco me había dado cuenta de que había un grupo de música, tocando al fondo del local, sobre el escenario.
           
— Son “Out Of Date” — dijo la voz de Iuta a mi espalda, sacándome de mis pensamientos —. Son muy buenos, ¿no crees?
           
Aquella pregunta me pilló totalmente desprevenida. Yo no era ninguna entendida en la materia. De hecho, casi nunca escuchaba música. Sin embargo, no podía negar que Iuta tenía mucha razón. Aquel grupo era muy bueno.
           
— Mi hermano podría ser el batería del grupo, ¿sabes? Pero no se lleva bien con el cantante. Ese tío es un capullo engreído.
           
“Tu hermano tampoco es que sea una hermanita de la caridad”, pensé con sarcasmo. Sin embargo, no se me ocurrió decirlo en voz alta. No quería meterme en problemas con la única persona que me había tratado de forma amable en aquel bar. En lugar de eso, me di la vuelta para mirar más detenidamente al grupo.

Eran cuatro. El batería al fondo, el guitarrista y el bajista en los laterales del escenario, y el cantante, en el centro de la pista, agitando su larga melena pelirroja con cada uno de sus movimientos.
           
El tiempo se congeló en aquel mismo instante. Nunca me había sentido atraída por ningún chico. En alguna ocasión incluso, había llegado a pensar que podía ser lesbiana. El problema era, que tampoco me había atraído nunca ninguna mujer...
           
— Míralo — insistió Iuta, señalándolo con el dedo, como si ese chico fuera la cosa más repugnante que hubiera visto en su vida —. ¡Es un maldito gilipollas!
           
Iuta siguió insultándolo durante un rato más, pero yo ya no la escuchaba. Mis ojos seguían clavados en la melena rojiza del cantante. Sabía que era totalmente inalcanzable para mí, pero aún así, me sentía incapaz de apartar la vista de su enorme cuerpo.
           
Al menos, había hecho un gran avance aquella noche. Definitivamente, no era lesbiana.

9 comentarios:

  1. ¡Jajajajajaja! Este capítulo ha sido BRU-TAL, sobre todo la última frase: "Definitivamente, no era lesbiana." XD
    Ais, que Vicky y Sun están enamoradas de dos tiarrones pelirrojos, ¡jajajaja! x) Si es que ese pelo nos vuelve locas, Athenea. XD Que pena que en España no haya hombretones así. T.T
    En fin, me ha encantado el capítulo. Espero prontísimo el siguiente. :D

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  2. Buaaaah! Me encanta tu historia :D engancha desde el principio, la frase final es la leche jijiji! Cuándo escribas el siguiente avisaaaaaa!!!

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  3. Guauuuu!!! Primero, joder con Hans!! menuda boca XDD Yo a mi jefe no le cuestiono a los clientes ni de coña XD Segundo Guauuuuu con la rubia. (I love el pelo rubio XDD) y tercero, me encanta úrsula!! Es tan madre "bipolar" que dan ganas de abrazarla XD Y Marty es una joyita. La historia mola, los personajes molan y el rock mola!! Lo tienes todo joooo XDD
    Un besazo y esperaremos al siguiente capitulo.

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  4. Si es que ya no se que decirte, todos te dicen lo que uno piensa, xDD y yo me quedo sin argumentos, lo único que creo que me e excedido a sido en pensar que podría gustarle Hans xDD
    Ya veremos si estoy muy desencaminada =D
    Un besazo, espero el siguiente muy pronto =)

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  5. hans!!!! jajajaj vaya tela!!!! es bueniiisimo ajjaja me encanto!! esk es genial!!! me kede enganxada de nuevo jajajaj me encanta!! y hans es la ostia!! jajaj bueno guapa! espero k te vaya bien!! saludikos!!

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  6. Me encanta :)
    Te sigo! ^^

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  7. Una historia... ¿como lo diría? ¡Sí! Genial, sencillamente genial. Te sigo, y espero el próximpo capítulo! Un beso.

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  8. Aquí estoy de nuevo. Me ha gustado mucho lo del alemán y como se ha puesto Úrsula. Por todo lo demás muy buena didáctica y desde luego una forma muy clara de expresar los pensamientos. Voy por el siguiente.

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  9. Me ha encantado la última frase!! Espero que Vicky se desprenda pronto de esa vergüenza y la próxima pueda mandar a la mierda al imbécil de Hana, porque desde luego que sería un puntazo!! Bueno, sigo, sigo...

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