My Playlist

Translate

"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

domingo, 10 de abril de 2011

Capítulo IV. Anagnórisis (Parte 1)

Bueno, chicas, primero de todo tengo que disculparme por tardar tanto en publicar capítulos nuevos de esta historia, y de las historias de mi otro blog. Últimamente ando escasa de tiempo e inspiración, por lo que publico poco y a destiempo. Sólo espero que el nuevo capítulo os guste, a pesar de que es más corto y menos interesante que los otros XD. Me temo que hasta junio no seré persona otra vez, por así decirlo. Así que, de momento, esto es todo lo que puedo ofreceros. ¡Un beso! Y espero que disfrutéis con la lectura...


— Yo… Necesito cambiarme de ropa — dije por fin, dirigiendo una elocuente mirada a mi indumentaria.

El pelirrojo me recorrió lentamente con una sonrisilla de suficiencia dibujada en su rostro, antes de responderme:

— Tal vez no haga falta que te cambies…

Yo me quedé mirándolo unos instantes sin comprender. ¿De verdad me estaba proponiendo lo que yo creía que me estaba proponiendo?

Sin embargo, cuando se dio cuenta de que mi cara era un poema, soltó una sonora carcajada, a la que muy pronto se unió Tom.

— ¿Se puede saber de qué os reís? — pregunté muy molesta. Yo no le veía la gracia a aquella situación por ninguna parte.
           
— De nada, Vicky — se apresuró a contestar Tom —. ¿No tenías que ir a cambiarte? — yo asentí con la cabeza —. Pues ves. Nosotros te esperamos aquí.
           
Yo no sabía si fiarme de ellos o no, pues Leonard seguía riéndose y Tom tenía en su rostro una expresión que era, como mínimo, muy sospechosa.
           
— No deberías haberle dicho eso, tío — oí que le decía Tom a Leonard, mientras yo subía las escaleras para volver a mi cuarto.
           
— ¡Oh, vamos! — replicó él, sin deja de reír — Si va a juntarse con nosotros, va a tener que aprender a lidiar con nuestro sentido del humor.
           
Y vaya si tendría que hacerlo…
           
           
— No estoy de acuerdo en eso, Tom. Los Metallica son muy buenos, es cierto. Son uno de los grupos de heavy metal más famosos, de acuerdo. Pero Megadeth es una banda mucho más auténtica. No tienen ni punto de comparación. Y no sólo por las letras de las canciones, hermano. ¿Qué me dices de la voz de Mustaine, eh? ¿Has oído alguna vez una voz como ésa?
           
— No, tío. Tienes razón — replicó Tom con sarcasmo —. Nunca he oído una voz tan mala como la suya.
           
Yo solté un largo suspiro, al tiempo que me recostaba pesadamente sobre el sillón de la cafetería “Anagnórisis”. Llevábamos treinta y cinco minutos en el local, treinta de los cuales, mis dos “amigos” se los habían pasado hablando de heavy metal, baseball y más heavy metal.
           
“Cinco minutos más, Victoria”, me dije. “Cinco minutos más y te vas a casa”.
           
Los chicos seguían discutiendo acaloradamente sobre grupos de música de los que yo no había oído hablar en mi vida, por lo que decidí tratar de distraerme en esos últimos cinco minutos. Recorrí la cafetería con una lenta mirada, deteniéndola de vez en cuando en los rostros de algunos clientes que me parecían más o menos interesantes.
           
Había bastante gente allí pasando el rato. Grupos de amigas tomando café y hablando sobre sus últimos logros académicos o sentimentales; matrimonios con hijos disfrutando de una agradable velada en familia; gente leyendo el periódico o la última novela de Anne Rice…
           
Sin embargo, no fueron ellos los que captaron mi atención. Fue más bien la chica rubia que estaba sentada unas mesas a nuestra izquierda. Estaba sola, si obviamos el hurón que dormitaba a sus pies, bajo la mesa. Aquello me pareció muy raro. ¿En aquel establecimiento dejaban entrar animales? Sí, definitivamente The United States was different.
           
En ese preciso momento, la chica pareció darse cuenta de que alguien la estaba mirando, y giró la cabeza en mi dirección. El corazón me dio un vuelco. Era Iuta, la camarera del bar de mis tíos. Y estaba llorando.

— Es innegable que Megadeth no le llega ni a la suela del zapato a Metallica — estaba diciendo Tom.
           
— Lo que es innegable es que no tienes criterio musical, colega — replicó Leonard, que no parecía llevar demasiado bien que su amigo le estuviera llevando la contraria sobre ese tema.
           
— Esto… Voy al baño, chicos — anuncié atropelladamente —. En seguida vuelvo.   
           
— Vale — replicaron los dos al unísono, sin despegar la mirada el uno del otro. Una mirada desafiante, e infantil, si permitís mi opinión.
           
Me levanté del sillón dos segundos después, y fui en dirección a la mesa de Iuta, casi sin pensar en lo que estaba haciendo. Aquélla se estaba convirtiendo en mi manera natural de reaccionar: primero actuar, después pensar. Claro que, si pensáramos las cosas antes de hacerlas, nunca haríamos nada.
           
— Iuta, ¿estás bien?
           
Y fue sólo en el instante en que se giró hacia a mí, cuando me pregunté si tal vez mi presencia la incomodaría. Es innegable, que a nadie le gusta que lo vean mientras llora… ¿He escrito “innegable”? ¡Definitivamente Tom tiene demasiada influencia sobre mí!
           
— ¿A ti te parece que estoy bien? — me preguntó con sarcasmo.
           
Yo retrocedí unos pasos, intimidada de repente por la furia que destilaban las palabras de la alemana. Claro que, teniendo en cuenta quién era su “hermanito”, no era de extrañar que la chica tuviera carácter…
           
— Lo siento — me apresuré a disculparme —. No quería molestarte…
           
— ¿Que no querías molestarme? — replicó con sorna, haciendo que su voz fuera tan cortante como un cuchillo afilado — Pues si no querías molestarme, haber empezado por dejar en paz a mi hermano.
           
Aquello me dejó totalmente fuera de combate.
           
— ¿Perdona, cómo dices?
           
— ¡Oh, por favor! — me interrumpió, indignada — Ahora no te hagas la santa conmigo. Sabes perfectamente de lo que hablo. Por culpa tuya y de los dos imbéciles con los que compartes mesa al fondo del local, tu queridísimo tío ha despedido a mi hermano. ¿Tienes idea de lo que eso significa, niña? ¡¿Tienes la más remota idea de lo que tú y esos descerebrados le habéis hecho a mi familia?!
           
Iuta cada vez se iba cabreando más. Algunos clientes del local habían desviado la atención de sus cafés hacia nosotras, como si nuestra discusión fuese alguna extraña y novedosa atracción de feria. Por mi parte, sólo me quedaba rezar para que Leonard y Tom no se dieran cuenta de lo que estaba pasando, porque de lo contrario, se iba a armar una buena…
           
— ¿Es que no vas a contestarme? ¿Te ha comido la lengua el gato, o qué? Estoy segura de que no estarías tan callada anoche, cuando convenciste a Marty para que se deshiciera de Hans.
           
Aquella fue la gota que colmó el vaso. Podía entender que estuviese dolida por lo que le había pasado a su hermano, pero él mismo se había ganado el que Marty lo hubiera despedido. Y por una vez en mi vida, no me sentía culpable por los errores de los demás.
           
— ¡Yo no le dije nada a Marty! — repliqué ofendida — De hecho, no he hablado con él desde antes de la pelea.
           
— ¡Sí, claro! — exclamó ella incrédula — Marty jamás habría despedido a mi hermano por las buenas. Ni si quiera Úrsula, aunque bien sé que mi hermano nunca ha sido santo de su devoción. Ellos saben cuánto necesitamos el dinero. No. Ellos no lo habrían despedido a menos que alguien les hubiese convencido para que lo hicieran.
           
— Pues ese alguien no he sido yo.
           
Ella agitó con fuerza su cabellera dorada con una extraña mezcla de furia e incredulidad. En aquellos momentos, no me hubiese sorprendido recibir un puñetazo por parte de la alemana, teniendo en cuenta el estado de nerviosismo en el que se hallaba.
           
— ¡Cállate de una puta vez! — gritó.
           
Sí. Ahora sí que todo el local, incluidos Leonard y Tom, se habían girado para contemplar nuestra “discusión”. Si es que aquel ataque unilateral podía considerarse una discusión, por supuesto. Por el rabillo del ojo pude comprobar cómo mis dos amigos se acercaban hacia nosotras con andares rápidos y decididos.
           
“Maravilloso”, pensé con sarcasmo.
           
— Ey, Vicky, ¿te está molestando? — me preguntó Leonard a mi espalda, al tiempo que ponía una mano sobre mi hombro en gesto protector.
           
— ¡Oh, pero mira a quién tenemos aquí! — exclamó Iuta, en tono irónico — Si es el gilipollas que necesita que una chica lo defienda en una pelea, contra un hombre de verdad.
           
Aquello fue un golpe bajo. Y la reacción de Leonard no se hizo esperar.
           
— ¡Oh, pero mira a quién tenemos aquí! Si es la puta que primero se acuesta conmigo y después, cuando se cansa de mí, manda al matón de su hermano para que me rompa la nariz.
           
Aquella contestación cayó sobre mí como un jarro de agua fría. ¿Iuta y Leonard se habían acostado? Eso no era lo que Tom me había contado. ¿Me había mentido, o simplemente no sabía que su amigo se había tirado a la alemana? Y ella, si tanto lo odiaba, ¿cómo era que se había acostado con él?
           
Demasiadas preguntas sin respuesta. Esperé unos segundos para ver si Iuta le devolvía el golpe a Leonard con alguna de sus ingeniosas contestaciones, pero no fue así. Reinaba en el local un silencio absoluto. Un mareante e insoportable silencio que venía a confirmar que Leonard había dicho la verdad.
           
Iuta mantenía la cabeza baja. Leonard la había dejado totalmente humillada y sin argumentos. Pareciera que hubiese entrado en estado de shock. Sin duda, era ya hora de marcharse de aquella cafetería.
           
— Esto, chicos, deberíamos…
           
— Sí — me interrumpió Tom —. Te acompañamos a casa.
           
Dirigí una última mirada a Iuta antes de salir del local. Había comenzado a llorar de nuevo. Y esta vez, sus lágrimas parecían no tener fin.
           
Leo y Tom me sacaron literalmente a rastras del establecimiento. Ninguno teníamos, después de lo sucedido con Iuta, muchas ganas de hablar, por lo que simplemente echamos a andar hacia mi nuevo hogar.
           
Cuando llegamos a la puerta, Leonard me dio un fuerte abrazo, con el que, teniendo en cuenta que medía unos treinta centímetros más que yo, y que era bastante corpulento, casi me rompe las costillas. Al principio, me sentí un poco incómoda, dada la falta de costumbre que tenía en lo tocante al contacto físico con otras personas. Sin embargo, me acostumbré en seguida y finalmente le devolví el abrazo con ganas, aun sin saber muy bien a qué se debía aquella muestra de afecto por su parte.     
           
— Muchas gracias por lo de anoche, Vicky — sus ojos y su voz mostraban que estaba siendo sincero conmigo y no me decía aquello por compromiso —. De no ser por ti, aquel animal me habría matado.
           
— Tampoco fue para tan…
           
— Sí que lo fue — me interrumpió —. Y quiero que sepas que aquí tienes a un amigo para lo que quieras.
           
Aquellas palabras significaron para mí casi más que el brazo que me había dado antes. Porque quedaron grabadas a fuego en mi corazón para el resto de mi vida.

6 comentarios:

  1. Vaya, vaya, vaya xDD
    Que se a enamorado ya... y solo hace dos días que esta en nueva york? (era nueva york verdad? no contestes xDDDD)
    Bueno que me encanta, pobre luta, pero a sido muy injusta con Vicky... No se lo merece..
    Muchos besos, espero pronto el siguiente.

    ResponderEliminar
  2. ¡El capítulo está genial! Pero mira lo que has puesto aquí:
    -"¿Iuta y Lonard se habían acostado?" Es "Leonard". XD Se te ha colado una tecla. Por lo demás, todo perfecto.
    P.D: ¡Me encantas!<3

    ResponderEliminar
  3. ¡Bueno, chicas me encanta que os encante la historia! La historia se desarrolla en California, no en Nueva York, Serela. Y lo de la falta de ortografía ya lo he solucionado. En cuanto a lo de Iuta, está claro que no debería haberse comportado así con Vicky, pero es que está muy nerviosa, su familia necesita el dinero desesperadamente... Ya veréis por qué... Y lo de que Vivky se ha enamorado tan pronto... Bueno, ¿quién puede resistirse a un macizo pelirrojo XD? En fin, espero poder publicar pronto el siguiente capítulo, aunque no prometo nada XD. ¡Un besito, y gracias por leer!

    ResponderEliminar
  4. he leido tu historia completamente y me gusta mucho pasate por mi blog que es http://mundoatrayente.blogspot.com y nos seguiemos besos

    ResponderEliminar
  5. Es corto, pero me ha gustado tanto como los otros =)
    Sí, es verdad que Iuta se ha comportado injustamente, espero descubrir pronto por qué...
    y lo de Leonard... ha sido bastante bonito, aunque me sigue gustando más Tom xD.
    Espero el siguiente!

    ResponderEliminar
  6. Joder.... quien lo hubiera dicho?? que la alemana se ha acostado con Leo.... eso puede esxplicar el odio, ya sabemos que muchas relaciones no acaban del todo bien XDD Y Vick....ainsss pobre, no me digas que se ha enamorado de él...OI.- lo va a pasar mal si o si XDD Ese tipo no es bueno del todo ¿verdad?

    ResponderEliminar