My Playlist

Translate

"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

martes, 19 de abril de 2011

Capítulo VI: A Real Mean Team (Parte 1)

Aquella última frase me había me había dejado totalmente desarmada, sin palabras. ¿Mi tía había tenido un hijo? ¿Por qué nunca nadie me hablado de él? Y lo más importante, ¿dónde estaba ahora ese niño o niña?
           
— Cuando se enteró de que estaba embarazada, Úrsula se asustó mucho — continuó diciendo Marty, aparentemente ajeno al estado de shock que me había provocado toda aquella historia —. Era sólo una niña, y tenía mucho miedo a contarle la verdad a tus abuelos. Fue entonces cuando ese cabrón la dejó — pronunció aquella última frase entre dientes, como si la mera mención de aquel tipo le revolviera las entrañas —. Úrsula estaba desesperada. No sabía qué hacer, adónde acudir… Al final, no le quedó más remedio que recurrir a tu madre.
           
Aquello terminó de descentrarme. ¿Mi madre había ayudado a mi tía en toda aquella rocambolesca historia?
           
— Ambas llegaron a la conclusión de que la única opción que les quedaba era el aborto. Como te he dicho, Úrsula era sólo una niña, y ese desgraciado la había abandonado. La utilizó, y cuando se convirtió en un estorbo para él, la dejó.
           
Las palabras de Marty destilaban un profundo odio y amargura… Pero también tristeza. Todavía no había acabado de contarme la historia, por lo que me armé de paciencia y lo dejé continuar.
           
— Tu madre tenía una amiga cuyo padre era médico. Él fue quien les recomendó un especialista amigo suyo para que le practicara el aborto — Marty tragó saliva y cerró los ojos con fuerza, como si lo que estaba a punto de decir, le desgarrara el alma por dentro —. Ese médico le hizo una auténtica carnicería. Úrsula perdió mucha sangre durante la intervención. De hecho, estuvo a punto… — hizo una pausa, apretando los puños con rabia — Estuvo a punto de morir. Por suerte, tu madre tuvo el buen tino de llevarla a un hospital. Allí consiguieron salvarle la vida, pero…
           
— ¿Pero? — pregunté impaciente.
           
— Pero quedó estéril. Úrsula jamás podrá tener hijos.
           
Aquella verdad cayó sobre mí como un jarro de agua helada. Marty no presentaba mejor aspecto que yo. Todavía tenía las manos cerradas en puños, y la mandíbula contraída en una mueca de profunda ira. Quería decir algo, cualquier cosa que pudiera reconfortarlo, pero estaba desorientada, confusa. No me salía ninguna palabra coherente en aquellos momentos.
           
— Supongo que ahora entenderás por qué el otro día tu tía no quiso contarte la historia — me soltó Marty de repente —. Todo esto resulta muy duro para ella.
           
— ¿Cómo sabes que Úrsula…?
           
— Úrsula y yo nos lo contamos todo. Absolutamente todo. Y aunque en los últimos días se ha empeñado en estar enfadada conmigo por un asunto del que ni siquiera tengo la culpa, me sigue contando sus cosas — al decir esto, esbozó una débil y cariñosa sonrisa —. Lo que le preocupa, lo que siente… Me dijo que quería contarte toda la verdad, pero que no se sentía con la fuerza suficiente como para hacerlo sin desmoronarse. Así que me pidió que lo hiciera yo por ella.
           
— Yo… Marty, la verdad es que no sé qué decir — repliqué, cuando fui capaz de hablar de nuevo —. Jamás pude imaginarme que Úrsula… Bueno, quiero decir que… — comencé a pasarme las manos por el pelo, nerviosa y confundida. Las palabras salían en tropel de mis labios, sin orden ni concierto.
           
— Sí, cariño — me interrumpió Marty —. Sé perfectamente lo que quieres decir. Cuando Úrsula me lo contó, yo tampoco podía creérmelo. Pero es cierto. Mi pobre niña ha sufrido mucho…
           
Jamás en mi vida había visto a un hombre tan conmovido como lo estaba ahora Marty. Si antes sabía que mi tía y él formaban un matrimonio sólido y feliz, ahora no me cabía la menor duda de que Marty amaba profundamente a Úrsula. De que sería capaz de hacer cualquier cosa por ella.
           
No pude frenar el impulso de echarme a sus brazos, y estrecharlo con fuerza. Él al principio se mostró un poco cortado, y sorprendido por mi inesperada muestra de afecto, pero después me devolvió el abrazo con ganas.
           
— Úrsula te quiere mucho, Vicky — susurró Marty contra mi oído —. Para ella eres como la hija que nunca podrá tener. Por eso quiso que vinieras a pasar el verano con nosotros. Porque secretamente, en lo más profundo de su alma, desearía que te quedaras a vivir con nosotros para siempre — hizo una pausa, antes de añadir —: También yo lo deseo. Le haces mucho bien a Úrsula. Y a Tom y Leonard.
           
“Si, sobre todo a Tom…”, pensé con una sonrisa.
           
— También a mí me hace mucho bien estar aquí con vosotros — repliqué, separándome levemente de sus brazos —. Pero no creo que mi madre me dejara quedarme a vivir aquí, ¿sabes? Es bastante…
           
— Especial — concluyó Marty con una sonrisa.
           
— Bueno, no es ésa la palabra que yo habría utilizado…
           
Ante mi respuesta, Marty estalló en una sonora carcajada.
           
— Bueno, Vicky, después de todo, es tu madre.
           
“Sí, por desgracia”.
           
— Bueno — dijo, levantándose de la cama de repente —, será mejor que vayamos preparando la cena. Hoy tenemos unos invitados muy especiales.
           
— ¿Invitados? — pregunté confundida. Nadie me había avisado de que fuéramos a tener invitados.
           
— Sí — replicó Marty con una amplia sonrisa —. Tom, Leonard, Emma y Iuta.
           
           
Si la intención de Marty invitando a cenar a los “cuatro fantásticos” había sido la de que se reconciliaran, fracasó estrepitosamente en su intento. Para cuando llegó mi tía Úrsula, Marty y yo ya habíamos acabado de hacer la cena, y estábamos poniendo la mesa. Mi tía había dejado a un lado sus diferencias con su marido, y lo saludó dándole un apasionado beso en los labios.
           
— Te he echado de menos, cariño — le dijo Marty con voz melosa, al tiempo que la apretaba contra su cuerpo.
           
— Pero si nos hemos visto esta mañana — replicó ella con una sonrisa inocente.
           
— Tú ya sabes a lo que me refiero — contestó él, antes de dejar un reguero de besos por su cuello.
           
“Vaaaaale, si estos piensan montárselo aquí mismo al menos podrían avisar, para que los dejara solos”. Justo en esos momentos llamaron a la puerta. “Salvada por la campana”, pensé con una sonrisa.
           
— Yo abriré — me ofrecí, pero mis tíos ni siquiera me escucharon. Estaban demasiado ocupados, haciendo… En fin, otras cosas.
           
— ¡Vicky, preciosa, ábrenos, que el helado se nos va a derretir! — oí que decía Tom al otro lado de la puerta.
           
— Si no te hubieses entretenido hablando con tu madre, y hubiésemos venido directamente del supermercado, el helado no se estaría derritiendo — replicó Leonard con fastidio. No hacía falta ser muy inteligente para saber que no se sentía muy feliz de estar allí.
           
— Tío, hace más de un mes que no la veo, ¿de acuerdo? ¡Ni siquiera sé cuánto tiempo va a pasar antes de que vuelva a verla otra vez! Podrás mostrar un poquito de compasión para variar.
           
— Yo soy muy compasivo — protestó Leonard, como si tuviera cinco años.
           
— ¡Y una mierda!
           
— ¿Qué os pasa, chicos? — pregunté cuando abrí la puerta.
           
— Pasa que Tom es idiota — contestó Leonard con una sonrisa forzada —. Pero bueno, supongo que eso ya lo sabías.
           
Tom rodó los ojos, antes de añadir, con una sonrisa pícara:
           
— Sí, Leo. Sabe eso, y otras muchas cosas sobre mí…
           
Yo aparté la mirada, roja de vergüenza. Por suerte, Leonard no había pillado la broma de su amigo.
           
— No entiendo qué hacemos aquí — dijo el pelirrojo de repente. Tom soltó un bufido muy poco educado.
           
— Tío, ¿quieres dejar ya de quejarte? ¡Eres más pesado que una vaca preñada! Estamos aquí, y aquí estamos, ¿comprendes? Tienes que enfrentarte a Iuta de una puñetera vez, ¿de acuerdo? Tienes que demostrarle que puedes permanecer en la misma habitación que ella sin tener la imperiosa necesidad de arrancarle la cabeza, ¿me has entendido? ¡Tienes que comportarte como un hombre! — exclamó enérgicamente, para un segundo después añadir en un susurro casi inaudible —: Aunque en realidad no lo seas…
           
El pelirrojo se quedó mirándolo con cara de pocos amigos, antes de echar a andar hacía la cocina, para meter en el helado en la nevera.
           
— ¿Cómo estás, preciosa? — me preguntó Tom con una voz que pretendía ser sensual. (Y hago especial énfasis en la palabra “pretendía”).
           
— Pues más o menos como siempre.
           
— ¡Victoria! — me llamó mi tía desde la cocina — ¡Ven un momento!
           
— ¡Voy!
           
Sin embargo, cuando estaba a punto de dirigirme hacia la cocina, el timbre volvió a sonar.
           
— Tom, ¿te importaría abrir la puerta, por favor? — le pregunté con una sonrisa.
           
— Por supuesto que sí, bella dama — replicó, antes de volverse hacia la puerta. Yo fui hasta la cocina, donde Marty y Úrsula estaban aliñando la ensalada, mientras Leonard se encargaba de los postres.
           
— Necesito que saques el pollo del horno, cariño —me pidió mi tía.
           
— De acuerdo.
           
Cogí los agarradores y abrí la puerta del horno con cuidado. Cuando estaba a punto de sacar el pollo, se oyó la voz de Tom gritar desde el salón:
           
— ¡Tío, será mejor que te largues de aquí! No eres bien recibido, y si Leonard o Marty te ven, te van a partir la cara.
           
— ¡Ja! ¿Esos dos gallitos? ¡Qué vengan! ¡Qué se atrevan a tocarme! — se oyó replicar a Hans con voz desafiante.
           
— ¡¿Qué cojones hace ese demente en mi casa?! — estalló Úrsula alterada — ¿No lo habrás invitado tú, verdad? — añadió, mirando a Marty, muy cabreada.
           
— ¡Por supuesto que no! — se defendió él.
           
— Vamos a ver qué pasa — sugerí yo. Todos estuvieron de acuerdo.
           
Desde el salón se seguían oyendo las voces de Tom y Hans. Ahora, además, Iuta se había unido a la fiesta.
           
Bruter, bitte!
           
— No, Iuta — replicó Hans —. Si me insultan y me presionan, tengo que defenderme.
           
— Dijiste que habías venido aquí a pedir disculpas.
           
— ¡Y a eso había venido, hasta que apareció este imbécil, diciéndome que me fuera de aquí!
           
Justo en ese momento llegamos al salón. Leonard y el alemán cruzaron sendas miradas de odio. Yo me temí lo peor.
           
— Tú y yo — comenzó a decir Leonard — tenemos una cuenta pendiente.

8 comentarios:

  1. Menudo capítulo el de hoy!
    Me ha emocionado muchísimo la historia de Úrsula, la pobre... :S
    Publica pronto! Un beso! (K)

    ResponderEliminar
  2. Joder...que triste lo de Úrsula. tía, que penita lo de que no puedan tener hijos. No me extraña que quieran tanto a Vic ^^ Y vaya tela lo de invitar a esos cuatro y encima viene el otro. Que caos!! XDD Un besazo y esperando al siguiente (vaya sonrisilla se le ha puesto cuando han nombrado a Tom mientras hablaba con Marty...) XD

    ResponderEliminar
  3. Oh oooh :(
    Pelea, pelea.. xD

    Wey publicaste pronto, antes del viernes!! me alegró ver que habías publicado^^ y no tenía que esperar más.

    Por cierto, pedazo comentario me dejaste en el capítulo:)

    Me dio bastante pena lo de Úrsula..pero ojalá que Vicky se quede ahí con ellos para siempre!^^
    Puf..se fue la ilusión que tuve de Vicky siendo su hija.. jaja

    Y ahora encima aparece Hans..

    A ver cómo se desarrolla la pelea!

    ¡besos!

    ResponderEliminar
  4. como sigan estos dos asi se ban a tirar los trastos a la cabeza estoy deseando ya el siguiente besos

    ResponderEliminar
  5. La verdad es que lo de Úrsula da muchísima pena, con lo buena madre que hubiera sido. Ya se le ve con Vicky. Bueno... Lo has escrito así, y de esta forma es muy realista, y cada vez entiendes más cosillas.

    Lo de la cena hubiese sido una gran idea si Hans no hubiera aparecido, jaja. ¡A ver lo que pasa! No obstante, me encanta como habla y se miran Victoria y Tom, es tan curioso y gracioso a la vez. Y el Leonard que no se entera de nada ;)

    Ya quiero leer el siguiente.

    Un saludo^^

    ResponderEliminar
  6. El capítulo ha sido perfecto,pero te he pillado un fallo:
    -"había fracasado estrepitosamente en su intento. do mi tía Úrsula había llegado, Marty y yo ya habíamos acabado de hacer la cena..."
    Has puesto: ".... do mi tía..."

    ResponderEliminar
  7. Tu historia es inmejorable, me la he leido entera en dos horas :)
    Me he enamorado de Tom y Leo, son fantásticos.
    Adoro tu forma de escribir y como creas los personajes, que son fantásticos todos.
    Mil besos¡ (L)

    ResponderEliminar
  8. Espero que no haya pelea el casa de Úrsula, por que la veo repartiendo ostias a diestro y siniestro.
    Me a encantado, espero el siguiente muy pronto.
    Un besazo

    ResponderEliminar