My Playlist

Translate

"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

viernes, 29 de abril de 2011

Capítulo VIII. Revelaciones (Parte 1)

Bueno, chic@s, aquí os traigo la primera parte del capítulo 8. Si estoy publicando tanto estos últimos días (aparte de porque estoy inspirada XD), es porque estoy de vacaciones. No obstante, en cuanto vuelva al instituto, con los exámenes finales, selectivo, deberes, y torturas varias, no podré escribir tan a menudo. Así que, voy a aprovechar al máximo estos 4 días que me quedan para escribir. En cuanto al capítulo de hoy, es más corto y menos intenso que los otros, pero no por ello menos interesante. Como ya dije, esta historia no se centra sólo en los personajes principales, y éste capítulo es una buena prueba de ello. Para los que os guste el personaje de Iuta, vais a poder averiguar más cosas de su vida, y poder conocerla un poco mejor. En fin, no me enrollo más. Disfrutad del capítulo. ¡Un beso!



Iuta
Leonard se alejó de mí, arrastrando a Victoria con él, y dejándome con la palabra en la boca, como era su costumbre. Él y su amiguito Tom eran tal para cual. No le daban a nadie opción a disculparse. Claro que no era su actitud la que más me había dolido, pues ya estaba acostumbrada a sus desplantes. Fue el rostro de Victoria, cubierto por el velo de la indiferencia más absoluta, lo que me dejó clavada en el sitio. No se había molestado ni en dirigirme la palabra. Ni siquiera para insultarme, como había hecho Leo. Su rostro decía claramente: “No voy a rebajarme, hablando con un deshecho como tú”. 
           
Algunas solitarias lágrimas comenzaron a rodar por mis ojos. Sería mejor que saliera del agua, antes de que algún inoportuno turista me preguntara si estaba bien. Después, me calmaría, iría a la farmacia a comprarle las medicinas a mi padre, y volvería a casa, para cuidarle hasta que mi hermana Angela volviera de clase. Más tarde, después de cenar, me iría a trabajar al bar hasta que cerraran, y luego a casa a dormir, que al día siguiente tenía que madrugar. Necesitábamos el dinero, y ahora que mi hermano se había quedado sin trabajo, yo era la que tenía que sacar adelante a la familia. Por eso, mi tía había conseguido que el dueño del supermercado donde ella trabajaba, accediera a contratarme por las mañanas. Cómo había conseguido aquello no lo sabía, ni quería saberlo. Bastante tenía yo ya con mis problemas, como para encima preocuparme por cómo complacía mi tía a su jefe.
           
Salí del agua y me sequé con la toalla, antes de meterla de nuevo en la mochila. Me vestí deprisa, pues se me había hecho muy tarde y no quería que mi padre se preocupara. Estaba muy enfermo, y cualquier sobresalto para él podría ser mortal. De camino a casa me encontré con Úrsula, quien, cuando hice ademán de saludarla, me giró la cara.
           
“Maravilloso. Hasta Úrsula está en mi contra”.
           
Seguí andando, tratando de pasar por alto aquel pequeño detalle. ¡Diablos, de nuevo me estaban entrando ganas de llorar! No podía dejar que ni mi padre ni mis hermanos me vieran en ese estado. En especial, mi hermano Hans, pues sería capaz de ir a partirles la cara a todos con tal de hacer que me sintiera mejor. Y definitivamente, aquello no sólo no me ayudaría a estar mejor, sino que me haría sentirme mucho más miserable.
           
— Buenas tardes — saludé cuando entré en la farmacia, tratando por todos los medios de disimular que había estado llorando recientemente.
           
— Buenas tardes, Iuta — replicó el dependiente, un señor de más o menos la edad de mi padre, con una hermosa y lustrosa cabellera blanca, y un bigote muy gracioso. Sólo había hablado con él en contadas ocasiones, pero me daba la impresión de que era un trozo de pan.
           
Venía a por las medicinas de mi padre…
           
— Oh, cariño, no te molestes — me interrumpió el hombre —. Tu hermano se las he llevado esta misma mañana.
           
¡¡¿¿Mi hermano??!! ¿Mi hermano le había hecho un favor a mi padre? Sí, habría que marcar ese día en el calendario como fiesta nacional.
           
— Esto… Vale, gracias.
           
Tras despedirme del dependiente con una sonrisa amable, continué mi camino, sin dejar de darle vueltas al asunto de mi hermano. Él nunca se había llevado bien con mi padre, y desde que nos mudamos a Estados Unidos, apenas si hablaba con él. Hans nunca quiso irse de Alemania, porque allí tenía a sus amigos, su grupo de rock, en definitiva, su vida, y culpó a mi padre de haberle arrebatado todo eso de un plumazo. Claro que, si bien todo eso era cierto, mi padre no tuvo otra opción. En Alemania no tenía trabajo, y en Estados Unidos vivía su hermana y su primo, quien le consiguió un trabajo respetable en la fábrica donde él mismo trabajaba… Claro que eso fue antes de caer enfermo de cáncer. Ahora apenas si podía levantarse de la cama.
           
Llegué a mi casa cinco minutos después. “Los cinco minutos más largos de toda mi vida”, pensé con sarcasmo. Pero lo cierto es que los trayectos sin música siempre se me hacían eternamente insoportables. De nuevo, me había dejado el walkman olvidado encima de la cama, y había tenido que andar todo el camino de vuelta a casa soportando el bullicio de la ciudad. Ésa era una de las cosas que detestaba de California. Demasiado ruido, demasiada gente.
        
— ¡Ya estoy en casa! — anuncié, al tiempo que cerraba la puerta de entrada de un puntapié.
           
— Hola, Iuta — me saludó mi hermano desde el salón. Como siempre, tenía una cara de perro rabioso que incluso a mí, su propia hermana, me acojonaba bastante.
           
— ¿Qué tal estás, herma…?
           
No me dejó terminar la frase. Se levantó del sillón como un torbellino, y se plantó frente a mí, con la mandíbula tensa y los ojos chispeantes de ira.
           
— Ha vuelto a llamar tu… “amiga”.
           
“Emma”, pensé automáticamente. No había duda por la cara tan “alegre” que había puesto mi hermano, era ella.
           
— Ah — repliqué, fingiendo indiferencia —. ¿Y qué quería?
           
— ¡Sabes perfectamente lo que quería! — replicó, alzando más de la cuenta su tono de voz. Un segundo después, cuando pareció recordar que en aquella casa vivía una persona enferma, y que esa persona era precisamente nuestro padre, trató de relajarse un poco. Después, añadió —: Casi prefería al cabrón pelirrojo. Por lo menos, era un hombre.

Aquella respuesta fue como si me clavara un cuchillo afilado en el abdomen, retorciéndolo, desgarrándome las paredes del estómago. Destrozándome por dentro. De nuevo, sentí unos deseos irrefrenables de echarme a llorar, pero no iba a darle ese gusto al cabrón de mi hermano.

— Si estás frustrado porque Leonard y Tom no quisieron contratarte, no lo pagues conmigo, “hermanito”. El único culpable de que no consiguieras el puesto fuiste tú. No sólo eres una bestia impredecible y amargada, sino que como músico das pena. Es más, nunca conseguirás tocar en un grupo medianamente aceptable porque tu forma de tocar la batería da asco.
           
Todo el dolor y la rabia que había acumulado a lo largo de la semana acababan de estallar, allí, en el salón de mi casa, contra el imbécil de mi hermano. Hans se quedó mirándome boquiabierto, como si no me reconociera. Lo cierto es que nunca le había replicado ni a mi hermano ni a mi padre, pero siempre tiene que haber una primera vez para todo, ¿no?
           
— ¡La única razón por la que no me admitieron en el grupo fue porque ese cabrón pelirrojo quería aprovecharse de ti y tú no le dejaste! — gritó Hans fuera de sí.
           
— ¡No, maldito imbécil! — repliqué yo, igualando su tono — Yo ya me había acostado con Leonard. De hecho, salimos juntos durante dos meses, y si no fuera porque soy lesbiana, ¡Sí, entérate bien! ¡Lesbiana!, jamás lo habría dejado escapar. Porque Leonard es un hombre realmente maravilloso… A diferencia de ti.
           
Esperé una ácida réplica por su parte, pero ésta no llegó. Por increíble que parezca, había dejado a Hans sin palabras.
           
— ¿Qué ocurre, chicos? — se oyó la débil voz de mi padre desde el vano de la puerta — ¿Por qué os estáis peleando esta vez?
           
Yo me di la vuelta en su dirección de forma automática. Estaba agarrando el marco de la puerta con sus huesudas manos, como si su vida dependiera de ello. El pijama que se había puesto esa misma mañana, y que en otros tiempos le había estado pequeño, le quedaba ahora muy holgado. De hecho, mi padre parecía Pulgarcito metido en una ropa de gigante. No quedaba ya rastro de su hermosa cabellera dorada que mi hermano Hans y yo habíamos heredado, y su piel estaba muy demacrada. Fue entonces cuando comprendí que las palabras del médico no habían sido ningún desatino. Mi padre tenía un pie y medio puesto en la tumba.

           
Tom 
— “You can reduce me to tears with a single sight/ Every breath that you take/ Any sound that you make is a whisper in my ear/ I could give up all my life for just one kiss/ I would surely die if you dismiss me from your love/ You take my breath away…”
           
Sí, tengo que admitir que siempre me ha gustado cantar en la ducha. Y ahora que Leo no estaba en casa, aproveché para cantar una de Queen… Porque si mi colega llegaba a enterarse de que había estado cantando una canción de su grupo favorito, justo un día después de haberlo criticado deliberadamente, perdería su respeto irremediablemente.
           
Me enjaboné el pelo con el champú que le había mangado a Marty la noche anterior en su casa. ¿Qué queréis que os diga? La vida de un músico es dura, y no se puede ir derrochando el poco dinero que tenemos en pijadas tales como el gel o el champú… Es mucho mejor “cogerlo prestado sin permiso” de casa de un amigo. Y más aún si la esposa de ese amigo en cuestión utiliza un champú con olor a rosas, que purifica y resalta la belleza innata de una hermosa e indómita cabellera heavy.
           
¿Lo he vuelto a hacer, verdad? He vuelto a recargar la narración con adjetivos superfluos. En fin, lo siento. Pero es innegable que no he nacido para esto de escribir. Se me da mucho mejor tocar el bajo y pinchar a la gente…
           
En fin, como iba diciendo, me enjaboné el pelo con el champú de rosas de Úrsula (¿Qué queréis que os diga? Me van los productos de primera calidad), y seguí canturreando un poco hasta que terminé de ducharme. Cuando salí de la ducha, me cubrí el cuerpo de cintura para abajo con mi toalla y me puse las zapatillas de estar por casa. Justo cuando estaba a punto de salir del baño para dirigirme a mi habitación, oí la llave en la cerradura.
           
Aquello no me preocupó. Leo y yo llevábamos algo más de medio año viviendo juntos, y como ninguno de los dos era gay, no había peligro alguno en que nos paseáramos por el piso como más cómodos nos sintiéramos. Y no sé si lo he mencionado ya, pero tengo antepasados nórdicos, con lo que no es difícil adivinar de qué forma me sentía yo más cómodo por casa…
           
En fin, tanto si habéis pillado la broma, como si no, continuaré con la narración. Justo en el momento en que salí del baño, sin más cobertura que mi toalla de baño, la puerta de entrada a la casa se abrió. Y como podréis imaginar, mi colega no venía solo… ¡Sorpresa! Victoria iba a su lado.
           
Cuando me vio aparecer en escena, Vicky soltó un gemido de sorpresa, y yo no pude evitar soltar una carcajada.
           
— Ey, Vicks, ¿te gusta lo que ves? — le pregunté, lanzándole una mirada pícara.
           
Ella apartó la mirada de forma inmediata, y la mueca del rostro de Leonard me mostraba que no estaba muy feliz de haberme encontrado en ese estado… ¿Qué puedo decir? A mí aquella situación me parecía tremendamente divertida.
           
— Tío, ¿por qué no te vas a la habitación a ponerte algo de ropa? — me exigió Leonard, de muy mala hostia.
           
Yo me quedé mirándolos a los dos, dedicándoles mi habitual sonrisa traviesa.
           
— Claro. ¿Victoria, quieres acompañarme a mi cuarto para ayudarme a elegir la ropa? Creo que me vendría muy bien… tu ayuda.

10 comentarios:

  1. Ejem..... un poco listillo Tom no? xDDD
    Es mono y eso, pero es muy lanzado, me encanta leo =)
    Espero el siguiente ;)

    ResponderEliminar
  2. Bueno,bueno. que pena lo del padre de Iuta y Hans, pobres. Lo de nórdico me ha encantado XDD Que chispa tiene en el cuerpo, respecto a Vic.... yo si hubiera ido a ayudarle a elegir roipa, aunque solo fuera para curiosear su habitación XDDD Me ha encantado y me ha dado mucha penilla lo de la alemana, pobrecilla.
    Besotes (hasta el lunes tarde no legaré a casa, si publicas avisame eh!!)

    ResponderEliminar
  3. :O :O
    Pobre Iuta... todo lo que tiene que soportar...
    Y luego la historia de Tom... Me encanta ese chico, es que es tan descarado... :)
    Un besoo y publica prontoo! (L)

    ResponderEliminar
  4. Jajaja que bueno, antepasados nórdicos xD
    Pobre Luta..ahora es un poco entendible como están ambos hermanos, su padre con un cáncer terminal :(

    Publica pronto Athenea y lo de publicar más seguido, ME ENCANTA xD
    Besos!

    ResponderEliminar
  5. No me esperaba la historia de Iuta... me va cayendo cada vez mejor :)
    Me sigue gustando más Tom que Leonard, Tom es demasiado lanzado para Victoria, por eso, ella con Leonard y yo con Tom jaja, me encantan sus salidas *_*
    Bueno y la historia genial como siempre!!

    ResponderEliminar
  6. Jajajaja, Tom está un poquito salidillo, ¿no? x) En fin, me encanta el humor que tiene, pero yo prefiero al Dios pelirrojo, ya lo sabes. :)
    El capítulo ha estado bien, aunque he echado de menos que narrara Victoria. :S

    ResponderEliminar
  7. Si, Tom esta un poco salidillo pero por lo menos no se empalma como Leo, asi que Leo esta aun más salidillo teniendo sueños eroticos y todo. Y de cuanto se conocen, una semana? Estos hombres ... xD
    Bueno, situación comprometida, que hará victoria?? chan chan xD
    Ah y un dato que se nos escapa: Leo y Victoria acaban de llegar de bañarse con ropa en la playa, asi que estaran empapados, así que tambien tendran que cambiarse... Que ropa se pondrá Victoria?? Chan Chan jajaja que cosas e.e

    ResponderEliminar
  8. Hace mucho que lo leí pero no pude comentar, hoy me he decidido a comentar todas las entradas que me faltan.
    Me ha gustado mucho este capítulo, sobretodo porque vamos sabiendo muchas más cosas sobre Iuta, y la verdad es que es muy buen personaje, a la vez de interesante. Y también vemos otros aspectos de Tom. La escena final es graciosísima y me ha encantado en sí.

    Voy a seguir leyendo^^

    ResponderEliminar
  9. Este Tom es un chino. Iuta es genial, no le vendría mal plantarle cara al zopenco del Hans, ella tiene que hacer con su vida lo que le de la gana. Es un personaje estupendo.

    ResponderEliminar
  10. Me encanta el personaje de Iuta *-* Hay que tener muchos ovarios para decir eso ;)
    Tu historia esta genial ^^

    ResponderEliminar