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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

domingo, 1 de mayo de 2011

Capítulo VIII. Revelaciones (Parte 2)

Victoria
— Tengo una idea mejor — intervino de nuevo Leonard —. ¿Por qué no te vas a tomar …?
           
— ¡Leonard! — lo interrumpí yo, antes de que soltara una barbaridad — Déjalo. De hecho, me iba ya a casa.
           
— ¿Seguro que no te quieres quedar un rato más? — me preguntó Tom, inexplicablemente ansioso — Podríamos ver una película, o algo.
           
— Tengo que ir a casa a ducharme y a cambiarme de ropa — me apresuré a excusarme, clavando la vista elocuentemente en mis ropas y las de Leonard.
           
Tom recorrió mi cuerpo con una escudriñadora mirada, antes de esbozar una lenta sonrisa.
           
— Sí, ya veo. Bueno, puedes venir después, ¿no?
           
— No lo sé, tendría que preguntárselo a Úrsula.
           
— Podrías venir a cenar con nosotros, Victoria — intervino entonces el pelirrojo —. Así les dejas un poquito de intimidad a Marty y a Úrsula, que desde que llegaste, seguro que no han tenido tiempo ni ocasión para cumplir con sus obligaciones maritales.
           
Tom estalló en una sonora carcajada ante la salida de su amigo. Yo, en cambio, enrojecí de vergüenza. ¿Cómo se le ocurría hablar de las intimidades de un matrimonio, delante de la sobrina del mismo?
           
— Leo tiene razón — corroboró Tom, muerto de la risa —. El sexo es una de las partes más importantes en una pareja. Y a Marty, seguro que aunque tiene cara de niño bueno, le va la marcha. No sé si me entiendes…
           
“¡Como para no entenderte!”, pensé con sarcasmo. “Si tu amiguito el pelirrojo y tú sois tan sutiles como un tanque”.
           
— Sí, Tommy. El sexo, a mi entender, es la parte más esencial en una pareja — añadió Leonard, recorriéndome de arriba abajo con una mirada lasciva.
           
— Esto… Yo… tengo que irme — repliqué, visiblemente incómoda, al tiempo que me dirigía hacia la puerta con pasos presurosos.
           
— Entonces, ¿te esperamos para cenar? — preguntó Tom, con una sonrisa de lo más pícara.
           
— Pues la verdad es que no lo sé — le contesté con sarcasmo —. A lo mejor prefiero quedarme en mi casa… a ayudar a mis tíos a ejercer sus obligaciones maritales.
           
Leonard estalló en una sonora carcajada ante mi respuesta, mientras que Tom se quedó mirándome con el rostro marcado por la incredulidad. Yo les dediqué una sonrisa divertida, antes de abrir la puerta y huir de aquella casa de locos.
           
— ¡¡Leo, tío!! ¡¿Has oído lo que acaba de decir?! — oí que le preguntaba Tom al pelirrojo desde el otro lado de la puerta — ¡Quiere montarse un trío con Marty y la Úrsula! A esta tía le va la marcha, colega. ¿Tú crees que aceptaría a montarse un trío con nosotros dos?
           
— No lo sé, pero aunque aceptara, yo no pienso meterme desnudo en la misma cama que tú, eso tenlo por seguro.
           
— ¡Mejor aún! Así tendré a Vicky para mí solito…
           
Un segundo después escuché el impacto de lo que debía ser una almohada contra la cabeza de Tommy.
           
— ¡Tío, me has hecho daño! — se quejó Tom.
           
— ¡Te jodes!
           
— ¡¡Te tengo dicho que no pegues en la cara!! Ahí es donde reside todo mi atractivo. Y es innegable que mi atractivo es una auténtica mina de oro…
           
— Sí — replicó Leonard muerto de la risa —. Una mina de oro llena de espinillas y puntos negros.
           
— ¡¿Pero que coño dices, tío?! — replicó Tom, “indignado” — Al menos yo no tengo el pelo de un color desteñido…
           
— ¡¿Desteñido?! — le soltó Leo, que a duras penas podía aguantarse la risa — Eso no me lo dices en la calle.
           
Yo, pudiendo apenas contener la risa, saqué el reloj para mirar qué hora era. ¡Las seis y media! Llevaba fuera de casa todo el día. Mi tía Úrsula me iba a matar. Con ese único pensamiento en la cabeza, eché a correr escaleras abajo con tan mala suerte que casi me estampó con una señora mayor, que tenía pinta de ser una beata, a juzgar por la cantidad de rosarios que llevaba encima.
           
— ¡Niña, mira por donde vas! — me gritó de muy malos modos.
           
— Lo siento mucho, señora — me apresuré a replicar, muerta de vergüenza.
           
— ¡Estos jóvenes de hoy en día ya no respetan nada! ¡Como los dos vagos que viven arriba de mi piso! ¡No hacen otra cosa en todo el día más que molestar!
           
No sé por qué, me dio en la nariz que esos dos vagos a los que se refería aquella insufrible mujer eran los locos de mis amigos…
           
— ¡Esos melenudos ni siquiera son capaces de ir a la peluquería a que les corten el pelo, por el amor de Dios!
           
Sí, definitivamente se refería a mis dos amigos.
           
— Si mi pobre madre levantara la cabeza, se volvería a morir de la vergüenza…
           
Y siguió subiendo las escaleras lanzando improperios a diestro y siniestro sobre la inmoralidad y la desvergüenza de los jóvenes de hoy en día.
           
“Qué mujer tan insoportable. Seguro que su marido no le da lo que le tiene que dar”, pensé, esbozando una diabólica sonrisa. “¡Dios! Tom y Leo están empezando a pervertirme. Yo antes no me fijaba en esas cosas”.
           
Al darme cuenta de que se me estaba haciendo tarde de verdad, me afané en bajar las escaleras en el menor tiempo posible. Cuando llegué a la calle, me di de bruces contra Marty, que pasaba en aquel momento por la calle.
           
— Victoria, ¿qué estás haciendo aquí? — me preguntó con una cálida sonrisa, que se borró, en cuanto se fijó en lo empapada que traía mi ropa — ¿Qué diablos…?
           
— Yo… Me encontré con Leonard en la calle esta mañana, y me invitó a ir a la playa con él…
           
— Entiendo — me interrumpió él, como si el hecho de que el pelirrojo estuviera en el ajo, ya justificara cualquier desatino —. Supongo que ibas ahora hacia casa. Para cambiarte, quiero decir.
           
Yo asentí con la cabeza.
           
— Bien, pues vamos para allá — me sugirió, con un gesto de la mano y una enorme sonrisa en su rostro. Marty era un hombre que no se enfadaba con facilidad. Siempre con una sonrisa en los labios y una palabra amable para todo el mundo. Ciertamente, era muy fácil quererle.
           
— ¿Qué tal van las cosas con los chicos? ¿Te llevas bien con ellos?
           
Yo reprimí una sonrisa, antes de contestar:
           
— Sí, muy bien — puede que incluso “demasiado” bien… — Tom y Leonard están un poco colgados, pero son muy simpáticos.
           
Marty soltó una sonora carcajada ante mi respuesta.
           
— Sí. Creo que acabas de describirlos a la perfección. ¿Y qué me dices de Iuta? — inquirió, recorriéndome con una mirada suspicaz.
           
— ¿Iuta? — repliqué, haciendo todos los esfuerzos posibles por no transmitir sentimiento alguno en mi respuesta — Pues no sé.
           
— ¿No sabes?
           
— No sé mucho sobre ella. Y lo poco que sé, no me gusta para nada.
           
Marty se quedó mirándome con pesar.
           
— Iuta tiene… muchos problemas. Ella…
           
— Todos tenemos problemas, Marty — lo interrumpí —, pero no por ello tenemos que pagarlos con los demás.
           
— No deberías juzgar sin conocer, Victoria. Iuta sufrió en esa relación tanto como Leonard.
           
— Permíteme que lo dude, Marty — repliqué en tono ácido.
           
— Victoria…
           
— Marty, no quiero seguir hablando del tema, ¿de acuerdo? La pasada vida sentimental de mis amigos no es de mi incumbencia.
           
— Como quieras — contestó él con fastidio.
           
El resto del trayecto hacia casa lo hicimos en silencio. Él, con cara de ajo seco porque no había podido terminar de contarme lo que fuera sobre Iuta y Leonard, y yo, que no podía sacarme de la cabeza el beso del pelirrojo. Él y Tom ocupaban mi mente día y noche. Claro que, tampoco tenía nada más interesante en que pensar. Me pregunté si debía contarle a Marty lo que había pasado entre mis amigos y yo. Tal vez él pudiera aconsejarme sobre lo que debía hacer. Pero me daba demasiada vergüenza hablar con él sobre ese tema. Con él, y con cualquiera.
           
Cuando llegamos a casa, Úrsula todavía no había llegado.
           
— Estará aún en la academia. Los jueves suele llegar tarde — me informó Marty, sin que tan siquiera yo le hubiese preguntado al respecto.
           
Para conseguir algo de dinero extra, Úrsula trabajaba dando clase en una academia de arte los lunes, martes y jueves por la tarde. Según decía ella, el arte era su vida. Era lo que la hacía sentir viva, no ser la propietaria de un bar heavy.
           
— Voy a ducharme, Marty.
           
— Muy bien — replicó él desde el salón. Su rostro estaba iluminado por una alegre sonrisa.
           
“¿Por qué en esta casa la gente es tan bipolar?...”
           
— Esto… Marty, Tom y Leonard me han invitado a cenar esta noche a su casa. ¿Te importa que…?
           
— Naturalmente que no importa, cariño. Ve y diviértete.
           
Yo le devolví la sonrisa.
           
— Si viene mi tía…
           
— Le diré que te has ido con esos dos locos, no te preocupes.
           
Tras haber obtenido el beneplácito de mi tío, me fui al baño y me di una buena ducha. Tiré la ropa sucia a lavar, y me puse un vestido de franela con unas manoletinas negras. Sí, ya sé lo que diréis. Aquél no era el atuendo más adecuado para ir a cenar a la casa de dos rockeros, pero era con lo que yo me sentía más cómoda.
           
En cuanto estuve lista, me puse una chaqueta vaquera por encima y me despedí de Marty con un beso en la mejilla. Cuando llegué a casa de T&L (queda más “cool” así, ¿no os parece?), eran ya las siete y media. Toqué con los nudillos tres veces, antes de que Leonard me abriera la puerta. Él también acababa de ducharse, pues tenía la larga cabellera pelirroja empapada. Llevaba unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta blanca de Mickey Mouse que había visto mejores tiempos. Iba descalzo, y se había puesto en el cuello un collar con una estrella de cinco puntas.
           
— ¡Victoria! — dijo, esbozando una pícara sonrisa — Me alegro de que hayas venido. Espero que te guste la pizza de jamón york y queso, porque es lo único que hay.
           
“Cómo no”, pensé con sarcasmo.
           
— Eh, sí, sí. Me encanta — repliqué con una sonrisa.
           
Con un gesto de la mano, el pelirrojo me invitó a entrar. Fue entonces cuando me di cuenta de lo alta que estaba la música.
           
— ¿Qué diablos…?
           
— Es Metallica — me contestó Leonard, con una enorme sonrisa —. “Master Of Puppets”, ¿te gusta?
           
Lo cierto es, que al principio la canción me pareció lo más horrible que había escuchado jamás. No era en absoluto “amigable” al oído. No era como esas canciones de la radio que solía oír mi madre, en la que un cantante con voz desafinada le cantaba sus penas de amor edulcoradas a los oyentes. La voz de ese cantante era profunda, desgarradora… Brutal.
           
— ¿Tenéis más música como ésta? — pregunté, al cabo de media hora. No sabía si era porque mi oído estaba acostumbrándose a aquella atronadora y delirante música, o porque realmente me gustaba, pero lo cierto es que la furia y la fuerza de aquellos músicos me habían llegado al alma.
           
Leonard y Tom se echaron a reír ante mi respuesta.
           
— Tenemos las estanterías llenas de música como ésta, preciosa — me contestó Tommy.
           
Yo esbocé una alegre sonrisa, deseando escuchar a más grupos como aquél. Sin embargo, cuando Leonard estaba a punto de poner un disco de un grupo llamado Iron Maiden, alguien llamó a la puerta. Bueno, si es que a dar mamporrazos se le puede considerar “llamar a la puerta”.
           
Leonard y Tom intercambiaron sendas miradas cómplices, antes de que éste último se dirigiera pesadamente hacia la puerta, tratando a duras penas de contener una sonora carcajada.      
           
— ¿Quién es? — preguntó con sarcasmo. El tono burlón que había utilizado para formular la pregunta, dejaba bien claro que sabía perfectamente de quién se trataba.
           
— ¡La señora Rose! ¡Abrid, pedazo de holgazanes!
           
Aquella voz me resultaba familiar…
           
Cuando Tom abrió la puerta, la mujer con la que me había tropezado aquella misma tarde en la escalera, hizo su aparición en escena.

10 comentarios:

  1. xDD
    Vale, ya llegó el huracán personalizado jaja

    Me pregunto que pensará la mujer cuando vea a Vicky allí también jaja

    Buen capítulo Athenea.

    Publica pronto. Besos!

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  2. Ya veo a Victoria expresando todo su "carácter" delante de la vieja esa xD
    Bueno a estado genial pero creo que Marty tiene razón, no debería juzgar sin conocer xD aunque lo que haya visto hasta ahora no haya sido lo mejor del mundo sobre luta.
    Es solo una opinión xD
    Me a encantado =)

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  3. "tan sutiles como un tanque" xD me ha matado esa frase jaja, y lo del trío... ha sido simplemente brutal.
    Y sobre Iuta, espero que Victoria acepte escuchar también su historia... me encanta lo bipolar que es Marty xD
    En cuanto a la vieja... va a acabar en el hospital de un infarto jaja.
    Besos!

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  4. Muy buen capítulo! Tengo muchas ganas de saber que va a pasar en la cena... Como para dejar a esos 3 solos está el panoramaa!! :)
    Un besoo! (L)

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  5. A mí la frase que me ha matado ha sido esta:
    -"Él, con cara de ajo seco..."
    Jajajajaj, ha sido BRU-TAL.
    En serio, cada día me encanta más la historia. :)
    Sigue así. <3

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  6. Ay, Marty es genial!! A ver si Victoria le escucha un día de estos la historia completa de Iuta... Y ¿qué pensará la señora Rose de la chica con vestido y manoletinas y pinta de niña buena en la casa de sus melenudos vecinos? ¡Espero el siguiente!

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  7. OOOh!!! Que rico es Marty XDD Vick parece que se esta adaptando bastante bien a los lugareños eh!! XDDD Y T&L (que me encanta como suena XD) son un caos, yo no hubiera accedido a ir a su casa sola nuuunca. XDD Cuando lo estaba leyendo (en la parte en que Vic sale de casa de ellos con la afirmación de que Marty y Úrsula necesitan fucking de vez en cuando) pensaba que cuando llegara a casa de sus tios iba a encontrar una escenita como la que le habían comentado T&L. Hubiera sido una bomba XDD Un besazo y me ha encantado ;P

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  8. Yo espero que Victoria un día escuche la historia de Iuta y no juzgue sin saber, porque al final ella se sentirá incluso peor. Después, adoro a Marty, me encanta su forma de ser y su bipolaridad, es fantástico, y sobre T&L... ¿Qué vamos a contar? Están como una regadera y son únicos.

    Ya con la llegada de la Rose de las narices vamos a ver qué ocurre.

    Un saludo^^

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  9. Bufff tia me a encantado este capi es super xulo te sigo desde hace un tiempo y esto no hace mas que mejorar XD yo soy team Leonard..
    Qe pasara en el prox capi con el y Victoria??
    Qe pensara la monja amrgada de Victoria??
    XDXDXD tq..
    pasate por mi blog HTTP://secretosbajolacama.blogspot.com

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  10. AH, LA BEATA odio a las beatas nunca te dejan tranquilo por que sus propias vidas carecen de sentido.

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