My Playlist

Translate

"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

domingo, 3 de julio de 2011

Capítulo XIII. Keep on going (Parte 1)

Victoria
Do you wanna touch? (Yeah)/ Do you wanna touch? (Yeah)/ Do you wanna touch me there, where/ Do you wanna touch? (Yeah)/ Do you wanna touch (Yeah)…
           
El sonido de aquella estridente melodía me despertó muy temprano a la mañana siguiente. Era como un molesto zumbido que rebotaba en mi cabeza después de una noche de resaca. Claro que la noche anterior no había bebido ni una gota de alcohol…

Los ojos me escocían, como si me hubiesen clavado un millar de pequeños alfileres en mis globos oculares. Haciendo un gran esfuerzo, conseguí que mis párpados se mantuvieran abiertos el tiempo suficiente para ubicarme. Estaba en casa de Leonard, en su cama, más concretamente, completamente desnuda, y cubierta apenas por una sábana blanca manchada con mi sangre…
           
Mi sangre. La prueba irrefutable de que lo ocurrido la noche anterior había sido real y no un simple sueño subidito de tono.   

— ¿Has dormido bien, Victoria? — oí que me preguntaba Leonard desde el vano de la puerta.

Me giré en su dirección sobresaltada, pues no lo había oído entrar. Llevaba el pelo recogido en un moño descuidado e iba vestido únicamente con unos pantalones vaqueros cortos.

— Sí, muy bien — repliqué, sin poder apartar la vista de su cabello rojizo.
           
Desde que lo conocía, siempre había pensado que me gustaba más con el pelo suelto, con la melena al viento, como habría dicho mi tía Úrsula. Pero no me había dado cuenta de que al recogerse el cabello, la barrera que cubría sus ojos desaparecía, consiguiendo así que éstos me subyugaran, me sedujeran… Fue entonces cuando me pregunté si Leonard sería consciente del efecto que producía en mí.

— He pensado que tendrías hambre, así que te he preparado el desayuno — me explicó, señalando con la mano la mesita de noche que había al lado izquierdo de la cama, donde había una bandeja llena de comida —. Espero que no te importe compartir ese manjar conmigo, porque todavía no he desayunado — añadió, acercándose a la cama como lo haría un león hambriento dirigiéndose a su presa.

— ¿Ah, no?

— No. La verdad es que estaba esperando a que te despertaras para que pudiéramos desayunar juntos.

“Qué considerado es”, pensé para mis adentros. Y mientras yo me dedicaba a pensar, Leo aprovechó para tumbarse a mi lado en la cama y poner la bandeja de comida sobre su regazo.

— No… no conozco esta canción… — balbuceé, tratando de apartar la mirada de su cuerpo semidesnudo. Leo esbozó una sonrisa torcida, antes de contestar:

— Es de Gary Glitter, se llama “Do you wanna touch me?”
           
El tono con el que dijo el título de la canción, y sobre todo, la intensidad con la que recorrió mi cuerpo mientras lo hacía, me hicieron preguntarme si con ello sólo quería aumentar mi cultura musical, o si por el contrario buscaba por mi parte una respuesta a esa pregunta.
           
“Of course I wanna touch you”, pensé para mis adentros.

— Después de lo de anoche, debes de estar tan hambrienta como yo…

La forma de pronunciar aquellas palabras no podía sino considerarse como tremendamente sexual. Y el fuego que transmitían sus ojos dejaba bien a las claras que lo ocurrido la noche anterior no había sido suficiente para él. Quería más, mucho más.
           
— Sí, la verdad es que me apetece mucho un café con tostadas y mermelada.

— No me refería a la comida — replicó, acariciándome una pierna por encima de la sábana —. Estoy hambriento de ti.

Me quedé mirándolo con los ojos como platos, aunque bien sabía yo que con Leonard, adoptar esa actitud era inútil. Ese hombre, o no conocía el significado de la palabra “pudor”, o si lo conocía, huía de él como si fuera la peste.

— ¿Te gustaría continuar por donde lo dejamos anoche, cariño? — me preguntó con una sonrisa maliciosa.

Yo, que me había empezado a beber un vaso de zumo, me atraganté en cuanto aquellas palabras salieron de sus labios. Leonard soltó una risita traviesa al ver lo que su “proposición indecente” había provocado.

— ¿No estás cansado? — inquirí, al tiempo que trataba de limpiar con una servilleta los restos de zumo que habían quedado en la sábana.

Él negó con la cabeza, antes de dejar la bandeja a los pies de la cama y quitarme la sábana, con lo que quedé completamente desnuda y a su merced. Antes de poder protestar, se colocó sobre mí, mirándome directamente a los ojos con infinita lujuria.

— Victoria, tenemos que recuperar todo el tiempo perdido — dijo, antes de dirigir su rostro hacia mi cuello, que comenzó a mordisquear de forma juguetona.

La oleada de placer que me sobrevino entonces hizo que lo abrazara fuertemente por la cintura, aferrándome a su enorme cuerpo, al tiempo que estiraba las piernas a través de la cama, dejándome llevar por la pasión del momento. Y puede que fuera precisamente la pasión del momento la que me cegó de tal modo, que no me di cuenta de que de un puntapié había tirado la bandeja de comida al suelo.

— ¿Qué ha sido eso? — preguntó Leonard, alzando la cabeza de mi cuello, cuando oyó el ruido del cristal de los vasos al impactar contra el suelo. 

— Nada, nada — repliqué con voz jadeante, al tiempo que atraía de nuevo su rostro hacia mi cuello —. Continúa, por favor.

Al oírme pronunciar aquellas palabras, Leonard se quedó mirándome primero incrédulo, y después, gratamente sorprendido.

— Sus deseos son órdenes para mí, milady.


Iuta
El cálido sol californiano brillaba ya en todo su esplendor cuando salimos de casa de Emma aquella mañana. Metimos las mochilas en el maletero de su descapotable rojo y nos dimos un beso frente a la atenta mirada de los vecinos que paseaban a aquellas horas por la calle.

Habíamos organizado el viaje de forma muy precipitada, pero ambas lo deseábamos más que cualquier otra cosa en el mundo. Distanciarnos de la civilización por unos días era precisamente lo que necesitábamos para aclarar nuestras ideas.   

— ¿Seguro que no quieres despedirte de Angela? — me preguntó Emma — Hans se ha comportado como un auténtico imbécil, pero Angela no tiene la culpa. Tal vez ella… Tal vez acepte nuestra relación.

Solté un suspiro cansado. No me apetecía volver a discutir ese tema.

— Hablaremos con ella cuando volvamos. Total, sólo vamos a estar fuera dos días. Marty le dirá que nos hemos ido y que no tiene de qué preocuparse.
           
— Todavía no puedo creerme que vayamos a hacerlo, Iuta — comenzó a decir, al tiempo que me abrazaba con fuerza por la cintura —. Vas a venir conmigo, sin importar lo que piense tu familia.

— Ahora mismo sólo me importas tú, cariño — repliqué, inclinándome sobre ella y dándole un tierno beso en la punta de la nariz.

El dueño de la farmacia donde compraba los medicamentos de mi padre pasó en ese momento frente a nuestro coche y se quedó mirándonos con una mirada entre confusa y curiosa. Emma alzó la vista en su dirección y lo recorrió con una mirada desafiante. El farmacéutico decidió seguir con su camino y dejarnos en paz.

— No soporto que la gente haga eso. Nos miran como si fuéramos una atracción de feria — dijo Emma, y su voz destilaba una mezcla de impotencia y furia contenida.

— Olvídate de ellos — repliqué, estrechándola con fuerza contra mi pecho —. Ahora sólo existimos tú y yo.

Emma asintió con la cabeza, antes de deshacerme de mi abrazo con delicadeza.

— Será mejor que nos vayamos ya, o no llegaremos a tiempo.
           
Nos subimos al coche y pusimos la radio antes de partir. Siempre he sido de la opinión de que un viaje sin música es como ir al cine sin comprar palomitas: puedes hacerlo así, pero sientes que falta una parte esencial en el proceso.
           
En una de las emisoras de radio estaba sonando “Bohemian Rhapsody” de Queen. Aquélla era una de las canciones favoritas de Leonard e inmediatamente pensé en él. A pesar de que nunca había estado realmente enamorada de él, le tenía mucho aprecio, pues siempre se había portado muy bien conmigo.
           
— ¿Te encuentras bien, cariño? — me preguntó Emma preocupada.
           
Yo asentí con la cabeza esbozando una leve sonrisa. Naturalmente que me encontraba bien. Por fin había encontrado mi sitio en el mundo.


Johnny
— Tío, deja ya de hacerte el mártir, por favor. Seguramente Leonard se la tiró anoche, sí. Y seguramente se la esté tirando ahora mismo, mientras tú estás aquí, en mi casa, comiéndote mis sobras de comida china y lloriqueando porque eres un desgraciado y un incomprendido…

— ¡Yo no estoy lloriqueando! — replicó Tom, con la boca llena de arroz tres delicias. Mi arroz tres delicias.

— Tom, vámonos de fiesta — sugerí, sin dejar de mirar la fiambrera del arroz con nostalgia. Tendría que comprar más para la cena —. Conoceremos tías buenas, nos las tiraremos y…

— ¡Son las cuatro de la tarde! — me interrumpió Tom, indignado — ¡¿Dónde coño vamos a irnos de fiesta a las cuatro de la tarde?!

— El bar de Marty está abierto a estas horas…

— ¡Sí, claro! Lo que necesito para olvidarme de Victoria, es ir a emborracharme al bar de su tío. ¡Colega, eres un genio! No sé como no te han dado ya el premio Nóbel.

El sarcasmo que desprendía su voz era como un ácido corrosivo. Estaba a punto de mandarlo a la mierda, o como mínimo a arrebatarle mi comida de sus sucias pezuñas, cuando unos golpes en la puerta me trajeron de vuelta a la realidad.

— ¿Quién será a estas horas?

— Alguien que viene a jodernos el día.

“El día se me jodió anoche, cuando llamaste a mi puerta y me dejaste la nevera vacía, cabronazo”, pensé en mi fuero interno.

Antes de preguntar quién era, miré por la mirilla para ver si eran los de Hacienda que venían otra vez a dar el coñazo. Pero nada más lejos de la realidad…

— ¿Angela? — pregunté sorprendido, al tiempo que le abría la puerta — ¿Qué haces tú por aquí?

— Yo… Me dijeron que vivías aquí y he venido a darte las gracias de nuevo. Ya sabes, por lo que hiciste ayer por mí…

Su voz se apagó de repente, cuando sus ojos se posaron sobre Tom. Éste, a su vez, dejó de comer y le devolvió la mirada a Angela con otra de su cosecha.

— No sabía que tenías visita — continuó, sin apartar la vistade mi amigo.

— Sí, bueno. Es que está pasando un momento un tanto difícil y…

— A esta señorita mis problemas no le incumben — me interrumpió Tom deliberadamente, frunciendo el ceño en una mueca de desconfianza.

Angela soltó una risa sardónica, antes de dirigirse de nuevo hacia la puerta.

— Volveré cuando estés solo y podamos hablar más tranquilamente — dijo, saliendo de mi piso y cerrando con un fuerte portazo.

7 comentarios:

  1. PRIMERA!
    Dios Athenea, la pasion les desborda a mis queridos Levick :$
    sin duda para mi son los mejores *_* los amo! ;3
    Y me encanta Johnny jajaja es muy despreocupado :)
    un beso, y publica pronto!!! (L)

    ResponderEliminar
  2. ¡¡A mí también me encanta Johnny!! Jajajaja, es imbécil, pero se le ve buena gente y no tiene maldad. :)

    ¡Y Leo! *.* Jajaja, al final has puesto la sangre que tanto te pedía Esther. Pobre Vicky. x) (De pobre nada que está copulando con un pelirrojo macizo). :D No, en serio, tengo ganas de imaginarme la cara de Tom cuando confirme las sospechas que tiene de que se han acostado, jajaja. x)

    ResponderEliminar
  3. jaja a mí también me gusta Johnny, es que es tan... avaricioso con SU comida xD.
    y Victoria con Leonard que no se cansa... normal xD. Me ha hecho mucha gracia cuando Victoria ha tirado la bandeja... ha sido un buen golpe, nunca mejor dicho :P

    un beso!!

    ResponderEliminar
  4. Johnny es un encanto eh!! XDD Mucho mejor que esa mala primera impresión que me dio. Pobre Tom... me da mucha pena... U.U Y Emma conIuta.. que ricuritas!!1 Y lo que mas me ha gustado... ¡¡Sangre!!! XDD Y tiran la bandeja a tomar por culo, Olé!! XDD Muy buen capítulo si, sí!1 ^^ Besotes y haber como continua ^^

    ResponderEliminar
  5. Guao, menudos capítulos has subio Athenea, dios mío xD y yo de campamento..cuando los he leído...uf!

    Espero pronto otro capítulo, porque dios mio, que pasión tiene esta parejita.

    Un besazoo!

    ResponderEliminar
  6. ¡Sangre, sí! jajaja ya has dejado contenta a Esther... Me ha encantado este capitulo, me alegro un montonazo por Iuta y Emma, y Johnny me parece muchisimo mejor q al principio... a ver como sigue todo esto!!

    ResponderEliminar
  7. jajajaja es buenisimo, me ha encantado, sin duda te seguire leyendo ;)
    te sigo ;)
    http://landofshadowsblog.blogspot.com/

    ResponderEliminar