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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

viernes, 22 de julio de 2011

Capítulo XIV. Lazos de sangre (Parte 2)

Úrsula
Se le habían caído tres copas, había roto una botella del vino más caro del local y se había confundido con los pedidos de tres clientes. Todo ello en una sola tarde. No quería ni imaginarme la que podía armar en una semana si no se espabilaba pronto.
           
Todavía no entendía por qué Marty había accedido a que trabajara en el bar. Hacer obras de caridad nunca había sido su estilo a la hora de contratar gente. Puede que se estuviera ablandando con los años. O puede simplemente que le debiera un favor muy grande al padre de esa chica…
           
Anna, have you worked at a bar before?
           
La chica se dio la vuelta en mi dirección y se quedó mirándome fijamente con cara de no haber entendido ni una sola palabra de lo que había dicho. Encima no sabía hablar bien inglés… Genial, sencillamente genial.
           
— ¿Habías trabajado en un bar antes? — repetí, esta vez en español.
           
El hecho de que le hablara en su idioma pareció sorprenderla bastante al principio, pero se recompuso en seguida, y se apresuró a responder:
           
— No, nunca.

“¡Esto se pone cada vez mejor!”, gritó la voz pesimista de mi mente. “¿Por qué la habrá contratado? ¿Acaso le pone cachondo?” Recorrí su cuerpo de arriba abajo, evaluando la calidad de su figura con la mirada, tras lo que deduje que yo estaba mucho mejor que ella, y que mi marido no podía haberse fijado en semejante mocosa teniéndome a mí en casa.

Pero entonces, ¿por qué diablos la había contratado?

— ¡Úrsula! — me llamó Miriam, una de las camareras, desde la barra del bar. Cuando me giré en su dirección, me di cuenta de que me estaba tendiendo el teléfono para que lo cogiera.    
           
— ¿Quién es?
           
— Johnny. No me ha dicho de qué se trata, pero parece bastante alterado.
           
“¿Qué querrá Johnny a estas horas? Seguramente quiere hacer una de sus bromitas telefónicas. Para que luego digan que la vida de un rockero es muy ajetreada”.
           
— Dime, Johnny — respondí al teléfono con voz cansina.
           
— ¿Está Iuta por ahí? Es urgente.
           
Su voz era apremiante, no había ni rastro de burla en ella.

— No, no está aquí. Se ha cogido unos días libres para irse de viaje con Emma. ¿Por qué?

— ¡Joder! — maldijo Johhny al otro lado del teléfono — ¿Y no hay manera de localizarla? ¿No ha dejado un teléfono de referencia o algo?

— No. Pero ¿qué pasa? No sabía que Iuta y tú fuerais tan amigos…

— Y no lo somos — me interrumpió con voz cortante —. Pero su padre ha tenido una recaída. Estamos en el hospital y no deja de preguntar por ella — hizo una dramática pausa antes de continuar —. Úrsula, le queda poco tiempo. Debería estar con su familia cuando ese momento llegue. Con toda su familia.

Aquellas últimas palabras fueron un terrible mazazo. Aunque había tenido mis más y mis menos con algunos miembros de esa familia, no pude evitar sentir una enorme tristeza por ellos. En especial por Iuta. Esa pobre criatura había sufrido  demasiado para ser tan joven. Y la muerte de su padre, estando ella ausente, iba a ser la gota que colmara el vaso.

— ¿En qué hospital está, Johnny?

— En el Sharp Memorial.

— Muy bien. Vamos para allá.


Hans           
— No puedo hacer eso, papá — repliqué con voz cortante —. Eso va a destrozarla por dentro.
           
— Merece saber la verdad.

Apreté la mandíbula con fuerza. La rabia se iba apoderando poco a poco de mi cuerpo, una sensación que ya conocía demasiado bien.

— Ha vivido diecisiete años sin saber la verdad. Conocerla no la hará sentirse mejor. Por el contrario, nos odiará por haber estado mintiéndole todo este tiempo.

— Hans, estoy a punto de morir — me cortó mi padre con la voz impregnada por una mareante tranquilidad. Una tranquilidad que no se correspondía con las palabras que acababa de pronunciar —. Y no quiero dejar este mundo sin que tu hermana sepa la verdad. ¿Le harás ese último favor a este pobre viejo?

Durante unos segundos fui incapaz de pronunciar palabra. Tragué saliva con fuerza en un intento por deshacer el nudo que se había formado en mi garganta. No funcionó. Mi padre clavó sus vidriosos ojos en los míos con una autoridad que no se había reflejado en ellos desde que se manifestara la enfermedad.

— ¿Lo harás?

Aunque había pronunciado aquellas palabras en forma de pregunta, yo conocía lo suficiente a mi padre como para saber que aquello era una orden. Como siempre, me tocaba a mí lidiar con los problemas de la familia.

— Lo haré — repliqué con una seguridad que en realidad no sentía.


Victoria     
— Ni siquiera sabía que el padre de Iuta estaba enfermo — comenté, desde el asiento trasero del coche de Marty. Íbamos de camino al hospital para ofrecer, según las palabras textuales de Úrsula, “apoyo emocional”.

— Lleva ya casi un año luchando contra la enfermedad — repuso Marty con tristeza —. Él era quien mantenía a la familia, por eso, cuando cayó enfermo, Iuta y Hans tuvieron que ponerse a trabajar en el bar.

Todo encajó de repente en mi mente. Por qué Iuta se había puesto tan furiosa cuando Marty había despedido a Hans. Por qué éste tenía ese carácter tan agrio. Porque además de la gravedad de la enfermedad que padecía su padre, de ellos dependía el sacar adelante a la familia.

Ahora me daba cuenta de que había sido muy injusta con ellos. Era innegable que aquella familia era bastante disfuncional y que habían cometido muchos errores, pero yo no había sido capaz de ver más allá. No me había detenido un segundo a reflexionar por qué actuaban de la forma en que lo hacían. Mi mente se había cerrado para ellos, concluyendo que eran una familia de psicópatas, a la que era mejor tener lo más lejos posible.

Descubrir lo equivocada que había estado todo ese tiempo me hizo sentir como un saco de mierda. Yo, que había sufrido en mis propias carnes el rechazo de la gente porque era “diferente” a los demás, me había tomado la libertad de juzgar a Iuta y su familia, sin conocerlos de nada.
           
Úrsula también se recriminaba en silencio su actitud. Aunque ella sí que tenía verdaderos motivos para odiar a Angela por lo que ésta había intentado con Marty, sentía que tendría que haber sido más comprensiva. No había pronunciado palabra en todo el viaje hacia el hospital, pero a mí no podía engañarme. Estaba sufriendo.
           
Después de unos minutos, impregnados en el más absoluto de los silencios, llegamos al aparcamiento del hospital. En cuanto bajamos del coche, unas conocidas voces a nuestra espalada nos llamaron con urgencia. Úrsula y yo nos giramos en la dirección de donde procedían, para encontrarnos de lleno con Leonard y Tom, que venían corriendo hacia nosotros.
           
— Bueno, ya estamos todos — soltó Úrsula con sorna.
           
— Johnny nos llamó hace un rato — comenzó a decir Leonard en cuanto llegaron a nuestra altura.
           
— A mí también me llamó al bar — replicó Úrsula —. Lo que no entiendo es qué pinta él en toda esta historia. ¿Desde cuándo es amigo de…?
           
— Parece ser que está haciendo buenas migas con Angela — la interrumpió Tom —. De hecho, estaba en su casa cuando su padre sufrió la crisis. Fue él quien los trajo al hospital.
           
Úrsula abrió mucho los ojos con incredulidad.
           
— Este Johnny no sabe dónde se ha metido.


Angela
— Papá se va a morir, ¿verdad? — le pregunté a mi hermano, tratando de reprimir las lágrimas, que estaban comenzando a formarse en mis ojos.

Hans inspiró hondo, pero no contestó. Yo asentí con la cabeza. Aquello no era más que una silenciosa confirmación a mis sospechas.

— ¿Por qué le has pedido a Johnny que se quede fuera con los demás? ¿Hay algo más que quieras contarme?
           
Mi hermano soltó de golpe todo el aire que había ido acumulando. Sin duda, lo que estaba a punto de decirme era mucho más grave de lo que me había imaginado.

— Esto es muy difícil para mí, Angela — comenzó a decir con un hilo de voz. Nunca había visto a mi hermano tan abatido como en aquellos momentos, y aquello me partió en dos el corazón —. Papá me ha pedido que fuera yo el que te contara esto, aunque no estoy muy seguro de ser el más indicado para hacerlo.  

— ¿Qué es lo que pasa, Hans? — inquirí, poniéndome cada vez más nerviosa.
           
— Ni siquiera sé muy bien por dónde empezar…

— Pues por donde te sea más fácil acabar — lo interrumpí con impaciencia.
           
— ¿Recuerdas que mamá y papá no se llevaban demasiado bien?

— Claro que lo recuerdo, Hans. Fue por eso que se divorciaron. Pero no entiendo qué tiene que ver eso con…

— Hay una razón por la que no se llevaban bien — mi hermano hizo una larga pausa antes de continuar, como si decir lo que estaba a punto de decir fuera lo más difícil que hubiese hecho en su vida —. Mamá le fue infiel a papá.

Debo reconocer que aquellas palabras fueron como si me hubieran arrojado un cubo de agua helada por encima. Yo siempre había creído que mis padres se amaban, y que el divorcio era algo temporal. Al menos hasta que mi madre murió, y esa ilusa esperanza se fue con ella.

— Sigo sin entender a qué viene esto ahora.
           
Mi hermano soltó un bufido muy poco elegante que denotaba la impaciencia sentía por dentro.

— Mamá le fue infiel a papá, meses antes de que tú nacieras. ¿Comprendes?

Yo negué con la cabeza. Estaba demasiado bloqueada como para poder ver la verdad, aun teniéndola delante de mis narices. Hans cerró los ojos con fuerza, seguramente buscando las palabras adecuadas para no hacerme daño.

— Angela, papá… Papá no es en realidad tu padre. 

6 comentarios:

  1. :O :O :O
    ¿Quién es el padre de Angela entonces? Pobrecita y encima no pueden localizar a su hermana :S
    Genial el capítulo, tengo muchas ganas de leer más! :)
    Un beso de María (sigue blogger sin dejarme comentar desde mi cuenta... uff) (L)

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  2. K FUEEEEERTEEEE!!!!!!!! Espero el siguiente capi!!!
    Un besote ^^

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  3. Que mazazo... aunque siempre he pensado que las palabras "Padre y Madre" están muy mal planteadas porque... ¿Quién es su padre? ¿El tío que se tiró a su madre? ¿O el tío que ha invertido tiempo, dinero y cariño en criar a todos los crios por igual? Ahora entiendo por qué el padre nombreba a Iuta y no a Ángela pero aun así, para mi un padre es el que te crúia, te regaña, te consuela y está ahí, no el que se tira a tu madre y la deja preñada.

    Muy buen capítulo, muy fuerte!!

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  4. ¿WTF? ¿Cóomo? Pobrecilla, me has dejado ¡de una pieza! Está genial este capi, expresas muy bien la angustia por su padre. :)
    ¡Un beso!

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  5. Pobre Angela, cada vez me da más pena. Aunque ya me imaginaba algo asi cuando el padre le dijo a Hans que le dijese la verdad. Sigo leyendo *-*

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  6. Yujuuu hijos bastardos y todo. Ya decía yo que pasaba algo raro pero pensaba que sería con Iuta.

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