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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capítulo XXI. Trust hurts (Parte 2)

Bueno, chic@s, aquí os traigo la segunda parte del capítulo del otro día. Sé que a muchos os decepcionó la conducta de Leonard, pero como ya les expliqué el otro día a algunos lectores, no voy a poner en esta novela personajes intelectual, física o espiritualmente perfecto. Eso no sería para nada realista, sino más bien propio de las novelas rosa. Por otro lado, debéis tener en cuenta que esta historia está ambientada en los 80's, en California y sus protagonistas son roqueros. Por lo tanto, era más que factible que alguno de los personajes terminara consumiendo drogas. En cuanto al asunto de Tom, que a algunos os dejó con la mosca detrás de la oreja, hoy se descubre ya todo el pastel. Espero que, aunque algunos personajes puedan decepcionaros de ahora en adelante, la historia os siga gustando, y sobre todo, que no odiéis. ¡Un besito! Att. Athenea. 


Victoria
La ira que se había ido acumulando en mis venas a lo largo del mes en forma de fuego líquido salió de golpe a la superfície.

Are you out of your fuckin’ mind?!

El pelirrojo traidor abrió la boca para formular una excusa creíble que justificara su comportamiento, pero ésta murió en sus labios, siendo sustituida por una sonora y ridícula maldición.

Shit!

Y ahí estaba yo. Un mes antes mi vida había sido absolutamente perfecta: tenía un novio maravilloso, que me quería y cuidaba de mí; estaba lejos de casa, en un país extranjero en el que la gente hablaba un perfecto inglés; por primera vez en mi vida había hecho amigos de verdad… En definitiva, había encontrado mi lugar en el mundo después de diecisiete años viviendo una vida vacía, un eterno interrogante sin respuesta.

Y ahora todo se había ido a la mierda. Gracias al desgraciado que tenía de pie frente a mí.

— ¿Eso es todo lo que se te ocurre decir, Leonard? ¿No vas a soltar algún cliché del tipo “nena, esto no es lo que parece”?

— ¿Acaso serviría de algo? — replicó, con una voz tan fría como el hielo, que me atravesó con la fiereza de un puñal de acero.

— ¿En qué diablos estás pensando, Leonard? Tienes un brillante futuro por delante, tienes amigos que te quieren… Me tienes a mí.

“O más bien, me tenías”, me corregí para mis adentros.

— Victoria, por favor, no te pongas melodramática — repuso con desdén, al tiempo que me contemplaba con una mirada burlona —. No sé de qué te sorprendes. Que tú seas una santa mojigata no significa que los demás no tengamos derecho a divertirnos de vez en cuando.

Aquellas palabras me dejaron paralizada, cual estatua de sal, con los pies fijos en el suelo y las lágrimas comenzando a inundar mis ojos. Era vagamente consciente de que la atención del bar se había desviado hacia nosotros y de que mi tío Marty esperaba en las sombras el momento oportuno para atacar.

— ¿Sí? Pues espero que la zorra que te ha vendido esa mierda tenga las agallas de acostarse contigo, porque tú y yo hemos acabado. No quiero volver a verte en mi vida — le grité, cerrando los ojos con fuerza, en un intento por controlar mis lágrimas —. Ahora entiendo por qué Iuta se hizo lesbiana cuando te dejó. Después de salir contigo, a una se le quitan las ganas de estar con un hombre.

Tras soltar aquellas hirientes palabras que ni si quiera sentía, salí del bar dando un fuerte portazo tras de mí, y eché a correr hacia casa de mis tíos con un solo pensamiento coherente en mi mente: Tenía que salir de allí. Tenía que volver a España.


Marty
           
Apreté los puños con fuerza, sintiendo como la ira y la adrenalina se fusionaban en mis venas formando una mezcla explosiva. En aquel momento las consecuencias me importaban una mierda, sólo era consciente de la sed de venganza que nublaba mi juicio, que me cortaba el aliento.
           
— Marty, deberías calmarte — oí que me pedía Johnny a mi espalda, antes de poner una de sus manos sobre mi hombro —. No puedes manejar esta situación si no tienes la cabeza fría y la mente despejada.
           
— No quiero manejar la situación, colega — mascullé entre dientes, consumido por la oscura furia que me embargaba—, quiero romperle la maldita cabeza a ese desgraciado.
           
La presión de su mano sobre mi hombro se hizo más opresiva, estaba tratando de mantener a raya a la bestia.
           
— Leonard se ha portado como un hijo de puta con Victoria, Marty, pero ésta no es tu batalla. Tienes que dejar que ellos arreglen sus problemas por sí mismos.
           
— Johnny, ¿tienes idea de por dónde me paso yo tus sugerencias ahora mismo?

— Puedo hacerme una idea aproximada — replicó con sarcasmo —. Pero ¿tú tienes idea de lo decepcionada que estará, no sólo Victoria, sino también Úrsula, cuando se entere de que vas arreglando problemas, que encima no son tuyos, a golpes? Yo soy el primero que quiere darle de ostias a ese pelirrojo descerebrado, pero el mundo no funciona así. Ojo por ojo y se queda ciego el mundo, hermano. Tú me lo enseñaste, ¿recuerdas?

— Sí, bueno. Debía estar borracho cuando dije semejante gilipollez — repliqué más calmado —. ¿Sabes? Has cambiado muchísimo desde que te conocí, cuando no eras más que un zampabollos salido — aquello le hizo soltar una sonora carcajada —. Angela y tú os habéis hecho mucho bien el uno al otro.  

Él asintió con la cabeza, antes de quitar su mano de mi hombro. Johnny tenía razón. No podía solucionar mis problemas, o en este caso los de mi sobrina, a golpes. Pero no había ninguna ley que me impidiera sacar la basura de mi bar. De hecho, aquel era uno de mis deberes como el respetable ciudadano americano que era.

Controlando a duras penas la ira que todavía me consumía, me dirigí a grandes zancadas hacia la zona de la barra donde se encontraba Leonard.

— ¡Marty, no…! —escuché que me advertía Johnny tras de mí. Yo ya no le escuchaba. Mi atención estaba fija en la cabellera rojiza de aquel malnacido.

Pillándolo completamente desprevenido, lo agarré por el cuello de la camiseta y lo estampé contra una de las paredes del local.

— ¡Eh, Marty! ¿Pero qué coño hac…?

— Dámelo — le exigí, empotrándolo con fuerza contra el tabique.

— ¿El qué? — replicó, con la confusión escrita en sus ojos esmeralda.

— Tú sabes qué, Leonard, así que, utiliza la cabeza por una vez en tu vida, y dame lo que llevas en el bolsillo si no quieres que te lleve a comisaría. Estoy seguro de que allí no serán tan amables contigo.

Su rostro perdió todo rastro de color en cuanto pronuncié la palabra “comisaría”. Y no fue el único cambio que produjo en él, sino que además, le hizo comprender que yo no estaba jugando.

— To-toma — tartamudeó, al tiempo que metía su mano temblorosa en el bolsillo trasero de sus pantalones y sacaba su preciada “mercancía”, antes de extenderla hacia mí. Podía leer en sus ojos el oscuro anhelo que lo embargaba cuando éstos se posaron sobre la bolsita de pastillas.

Sólo entonces solté el cuello de su camisa con sumo desprecio, como si no fuera más que la correa de un perro callejero y pulgoso, haciendo que cayera al suelo cual inmundo saco de patatas podridas.

— No quiero que vuelvas a pisar este bar, Leonard — le advertí con la voz tan cortante como un cuchillo jamonero —. Nunca más. Pero sobre todo — añadí, mirándole directamente a los ojos, destilando puro veneno a través de los míos —, no quiero que nunca, y óyeme bien, nunca, vuelvas a acercarte a mi sobrina.

— Marty — se oyó al fondo del bar la retumbante voz del alemán. Estaba teñida por una oscura determinación que no dejaba lugar a dudas sobre lo que deseaba hacerle al pelirrojo en aquellos momentos —, deja que yo, gustosamente, me ocupe de él.


Tom   

— No puedes hacerme esto, Tom — replicó, con los ojos llenos de lágrimas —. No. Puedes. Hacerme. Esto.

Solté un largo suspiro cansado, antes de dejarme caer pesadamente sobre el sofá.

— Diana, lo siento de veras, pero lo nuestro se ha acabado.

Ahora sus sollozos se hicieron más fuertes, hasta el punto de volverse histéricos. Di unos golpecitos impacientes con la punta de una de mis botas contra el suelo. Aquél se había convertido en mi día a día durante las últimas semanas, y mi cupo de aguantar mierda se había colapsado ya.

— Necesito que recojas tus cosas y te marches cuanto antes…

— ¡¿Te estás acostando con otra, verdad?! — me gritó, hecha una furia — ¿Cuánto tiempo hace? ¿Sabe que tienes novia? ¿Te la follas aquí cuando no estoy o sólo lo hacéis en su casa? ¡Contéstame, maldita sea!

— ¡No hay nadie más, joder! — grité, perdiendo ya completamente los nervios. Me levanté de un salto y enfilé en dirección a mi habitación, que durante el último mes se había convertido también en la suya — Eres una maldita histérica chiflada.
           
— ¡¿Con qué derecho me tratas así, Tom?! Yo te lo he dado todo, ¡todo!
           
Aquella maldita perorata me hizo estallar en una amarga carcajada. ¿Cuándo había empezado toda aquella pesadilla infernal? Seguramente pocos días después de que se me ocurriera la brillante idea de traer a una zorra celosa y posesiva, que además estaba loca y era una histérica, a vivir bajo mi mismo techo.
           
Pero la pregunta que verdaderamente me preocupaba era cuándo iba a acabar todo aquello. ¿Volvería a ser libre alguna vez?
           
Abrí el armario ropero y comencé a sacar toda su ropa, tirándola sobre la cama y el suelo sin miramiento alguno. ¡Dios, cómo ansiaba mi tan preciada libertad!
           
— ¡No vas a librarte de mi tan fácilmente, Thomas Turner! ¡A mí nadie me trata así! ¡¿Me oyes?! ¡NADIE!
           
Metí como pude toda su ropa en la maleta blanca que había traído el día en que se mudó a nuestro apartamento. Qué estúpido había sido al proponerle que se viniera a vivir con nosotros tan pronto. Apenas nos conocíamos entonces. Nos conocíamos demasiado ahora. Demasiado bien como para seguir soportando aquella situación ni un solo segundo más.
           
— Espero de todo corazón que encuentres tu lugar en el mundo y seas feliz, Diana. Pero, por favor, hazlo bien lejos de aquí.
           
— ¡Eres un maldito desgraciado! — gritó fuera de sí.

En aquellos momentos presentaba un aspecto realmente horrible: las lágrimas, que habían inundado por completo sus ojos, habían hecho que se le corriera el rimel; éste, a su vez, había teñido la zona que rodeaba sus ojos de un sucio color negro, que contrastaba de forma enfermiza con la palidez natural de su piel. Claro que, supongo que la peor parte se la llevaba su pelo. Siempre que se ponía histérica, es decir, siempre que me veía hablando con una mujer, o creía que había estado haciéndolo a sus espaldas, se pasaba las manos por el pelo, nerviosa, desasosegada. Más de una vez durante aquellas delirantes situaciones, se había arrancado mechones de cabello que después me arrojaba a la cara, seguidos del grito: “¡Todo esto es culpa tuya!”. ¡Y vaya si lo era! Yo era el culpable de haberme metido en su cama aquella fatídica noche de borrachera. Yo era el culpable de haberla traído a vivir a mi casa.

— Adiós, Diana — me despedí, tras dejar su blanca maleta en el rellano. Ella por fin salió del piso y se agachó para recoger su equipaje del suelo.

— Esto no ha acabado — me advirtió, recorriéndome con una mirada envenenada. Tras aquello, se dio la vuelta y comenzó a bajar las escaleras de mi edificio en dirección a la calle. Al fin era libre.

Pero no sabía entonces que aquella libertad iba a salirme muy cara. 

11 comentarios:

  1. Como se esta poniendo todo... es, raro, diferente y muy dramático. Me gusta la historia, es decir, me encanta, pero me están decepcionando más de lo que en realidad me gustaría, esperaré pacientemente a ver los resultados.

    Muchos besos.

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  2. Joder!!! Qué diana estuviera loca no me extraña, las mujeres sexys y follables suelen tener algún problema mental casi siempre XDDD o de Leo no tiene nombre (viendolo desde el punto de vista razonable era solo cuestión de tiempo que alguno ,y más si se hacen con fama, cayera en las drogas)qué asco de tío, puaj XDDD Sigo prefiriendo a Tom =D Y lo de Marty... ainsss es un amor de hombre y menos mal que no se ha liado a hostias dentro del bar, porque el que busca venganza a menudo tiene que cabar dos tumbas ^^
    Un besote me han encantado los capis y siento mucho haber tardado tanto en leerlos (estoy hasta los topes XDD) Muuuacks preciosa!!

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  3. ¡OMG! ¡OMG! ¿Pero qué es lo que ha pasado? ¡Menudo cambio en la historia! Has convertido a Leo en un cerdo, a Victoria en una pobre chica de nuevo que no tiene sitio en el mundo, y ¿a Tom qué le ha pasado? ¿Por qué la echa? Debo de ser muy tonta, pero sigo sin comprender muy bien su actitud... si estaban muy bien, ¿no? El único que sigue igual es mi Johnny, por suerte.
    Menudo giro que ha tomado la historia. ¡De ciento ochenta grados! Uff, cuántas cosasa en dos capítulos...
    Pero ha estado genial. Aunque mi pobre Vicks... T.T

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  4. Vaya tela. :S Athenea, le estoy cogiendo un asco impresionante a nuestro pelirrojo. xD Es que... joder, lo que está haciendo no tiene nombre y mucho menos tratar así a Vicky. Ahora, cómo me he descojonado con las contestaciones que le ha soltado ella, jajajaja. xD
    ¿Hans se va a encargar de Leo? Hummm... Esperemos que no le viole salvajemente entre unos contenedores de basura. (¿?) xDDDDDDD

    ¡AJÁ! Lo sabía, sabía que Diana era "mala". Nunca me ha caído bien. xD Qué buen ojo tengo, collins. x)

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  5. No sé que decir.
    Simplemente: WOW.

    La madre que parió a Leo, dios qué tirria; cómo estás cambiando la opinión que teníamos de él. Es que ha sido un giro de 180º que la verdad no lo esperaba :O

    ¡Y Tom! No esperaba que Diana fuese asi :O
    Pero esa última frase que has dejado.. me has dejado mosqueada :S

    Publica pronto guapa:)
    Besitos<3

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  6. La cosa se va a tiznar para Tom con esta zagala que a todas luces parece ser la típica desposeida mala de telenovela.
    FANTÁSTICA intervención de Marty poniendose chulo con Leo defendiendo el honor de Victoria, esa parte mola más que el resto. Pobre chica y pobre Leo ahora sí que empieza la decadencia.

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  7. Pfff, no veas, como ha sabido darle en el clavo Victoria, que valor!
    Ahora todo el mundo quiere pegar a Leonard, y se lo merece, por insensato >.<
    Y en cuanto a Marty, dios mío, he estado temiendo que se liara a puñetazos limpios contra Leo durante toda la parte que es narrada por él, menos mal que estaba Johnny, actuando cono la voz de la conciencia xDDD
    Pobre Tom... sencillamente no me esperaba que Diana fuese una loca rabiosa e histérica, aunque teniendo la madre que tiene... en fin, tambien la vida la habrá tratado muy mal para volverse una persona así.
    Me sigue dejando sin palabras, Athenea! Genial *-*

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  8. Un auténtico giro en la historia!
    Leo me ha decepcionado simplemente por el hecho de que trate así a Victoria. Me encanta cómo se ha defendido ella :)
    Marty... oh, I L him. En serio, ese tono chulesco de Marty hacia Leo, simplemente fantástico. Esto huelo a incesto...xD
    Espero que Hans le de su merecido a Leo (queremos acción! :P)
    Y Diana, a mí me caía bien :S aunque comprendo a Tom.
    Como siempre genial, Athenea :D

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  9. Atheneaaaa!! lo siento mucho, he tardado un montón en leerme los capitulos >.<

    Ahora esta llendo muy deprisa la historia, aún que ya lo advertiste a mi me gustaría que explicaras un poco más las situaciones. Lo de Tom y Diana me ha descolocado porque en el último capítulo que leí estaban super felices y ahora se odian, ha sido muy chocante aún que me gusta que Tom quiera estar solo y ser libre (me recuerda a mi en mi época de soltería xD) En cuanto a Victoria, bueno, nunca me ha caído bien pero no se merecía todo esto, Leo es un capullo débil de mente (no por nada elegí a Tom ^^)Marty no para de ganar puntos, desde el principio era uno de mis prefes y lo seguirá siendo, él no me va a decepcionar (más te vale que no lo haga ¬¬)

    Y bueno... Diana histérica chiflada con planes de venganza? encaja a la perfección pero que no me joda mucho a mi Tom o se las vera conmigo!

    chao ^^

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  10. Si es que Tom y Victoria tenían que estar juntos desde el principio... Me encanta Marty!!! Y Johnny.... es cierto que ha cambiado mucho desde que apareció en la historia, pero me gusta más así!! Un besazo

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  11. Al fin puedo leer un poquito! No sabes bien las ganas que tenía!
    Si te digo la verdad, me he qedado... O.o así! Que giro ha dado todo, madre mía! Pero, lo mejor es que me gusta tal y como está, porque me dan más ganas de seguir leyendo, así que a ello voy! Felicidades!!

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