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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

domingo, 12 de junio de 2011

Capítulo XI. La boda de Michael (Parte 2)

Victoria
En cierta ocasión, cuando no era aún más que una niña pequeña y asustadiza, mi madre me llevó al zoológico. Me gustaban mucho todos los animales en general, pero sentía una especial predilección por los tigres.
           
— ¿Quieres que vayamos a verlos, cariño? — me preguntó mi madre con una dulce sonrisa.
           
— Es que… me dan un poco de miedo, mamá.
           
Ella soltó una carcajada alegre antes de contestar:
           
— Tienes que ser valiente, pequeña. Tienes que enfrentarte a tu miedo y demostrarles a esos tigres de qué pasta estás hecha. Porque si huelen tu miedo, habrás perdido la batalla.

No sé por qué aquel recuerdo vino de nuevo a mi mente justo en aquel momento, pero una cosa estaba clara: no iba a dejar que Angela oliera mi miedo.

— Por cierto, ¿cómo está Marty? Le vi el otro día, pero no pude hablar con él.

Aquella pregunta, formulada con aquel tonillo irónico, unida a la mirada desdeñosa con la que me estaba recorriendo, hicieron que una oscura rabia se apoderara de mí. ¿Cómo se atrevía esa zorra a tratarme así?

— Marty está genial, como siempre — respondió Leonard por mí, intuyendo que se mascaba la tragedia.

— Tengo muchas ganas de verlo — continuó Angela, sin dejar de mirarme.

— Pues creo que él no siente lo mismo — repliqué con tono cortante.

— Yo no estaría tan segura. Nos llevábamos bastante bien…

— Si os llevabais tan bien, ¿cómo es que te despidió?

Aquella respuesta pareció tocarle la fibra sensible. Había dado justo en el clavo.

— Victoria — intervino Leonard de nuevo —, ¿por qué no vamos con Tom y Johnny? Seguramente se estén aburriendo sin nosotros… O puede que Johnny esté intentando tirarse a alguna mujer casada — añadió en un tono apenas audible, aunque yo fui capaz de escucharlo.

— Yo quería hablar un rato más contigo, Leonard — replicó ella, no sin cierta desesperación en su voz —. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos…

— Si tantas ganas tenías de verlo, ¿Por qué no saliste a recibirle cuando fue a verte a tu casa? — repliqué yo, sin poder contenerme.

— ¿A mi casa? — preguntó ella confundida — Él no ha venido a mi casa desde que rompió con Iuta…

Le lancé a Leonard una mirada incrédula. Él contemplaba a Angela con una expresión igualmente escéptica.
           
— Y no sólo fue a verte a tu casa — añadí —. Sino que también te envió cartas. No finjas ahora que no lo sabías.
           
Leonard me lanzó entonces una mirada envenenada.
           
— Victoria, ya soy mayorcito, no hace falta que me defiendas.
           
“Hombres. Encima de que te preocupas por ellos y tratas de protegerlos, ellos te agradecen el favor sacando su lado machomen”, pensé, al tiempo que le devolvía la mirada con otra de mi cosecha.
           
— Leonard — replicó Angela, con la voz aguda y desesperada, parecía estar al borde de las lágrimas —, te juro por Dios que yo no recibí esas cartas, y que no sabía que habías venido a verme a mi casa. De haberlo sabido yo…
           
— No te disculpes — replicó Leonard, al tiempo que clavaba su mirada en algún punto al fondo de la estancia —. Creo que ya sé lo que ha pasado…
           
Seguí la dirección de su mirada y me encontré de pleno con Hans, vestido con traje y corbata para la ocasión, con Iuta cogida de su brazo. La alemana cruzó su mirada con la mía, al tiempo que esbozaba una tímida sonrisa, a modo de saludo. Yo incliné la cabeza en su dirección, procurando no mostrar ningún tipo de emoción en mi rostro. Todavía no había decidido si aquella enigmática mujer era trigo limpio o no.
           
— Vienen hacia aquí — anunció Leonard, señalando lo obvio.
           
— Sí, lo sé.
           
— Sugiero que nos vayamos. No me apetece en absoluto entablar conversación con ninguno de esos dos.
           
— Como quieras — repliqué yo, al tiempo que me cogía de su brazo para desplazarme con mayor facilidad por la estancia, pues de lo contrario, teniendo en cuenta que no sabía andar con tacones, iba a darme de bruces contra el suelo.
           
— Adiós, Angela — se despidió Leonard —. Ha sido un placer volver a verte.
           
Ella levantó la mano derecha en nuestra dirección, en señal de despedida. Sus ojos estaban rojos y llenos de lágrimas y su mandíbula estaba contraída en una mueca de furia asesina. No me hubiera gustado estar en la piel de Hans en esos momentos…


Iuta
           
— No sé qué hacemos aquí — me estaba diciendo Hans, con la elegancia innata que lo caracteriza —. Aquí nadie puede vernos ni en pintura, ni siquiera los novios.
           
— Habla por ti — repliqué con amargura —. Michael siempre se ha portado muy bien conmigo.
           
— Michael se portaba muy bien contigo, antes — contestó, haciendo especial énfasis en el adverbio “antes” —. Hasta que tú decidiste dejar al pelirrojo por esa…
           
— Ya te he dicho que he terminado con ella — lo interrumpí, antes de que nombrara a Emma con algún insulto de los suyos —. Era lo mejor para todos…
           
— Naturalmente que era lo mejor para todos. Si papá hubiese llegado a enterarse de que su hija se había…
           
— ¡Déjalo ya, Hans! Ya te he dicho que he cortado con ella.
           
Mi hermano asintió con la cabeza y se quedó en silencio durante tres segundos, justo antes de soltarme:
           
— ¡¿Qué coño hace Angela hablando con esos dos?!
           
Me di la vuelta hacia donde Hans estaba mirando y entonces entendí el motivo de su rabia. Mi hermano llevaba meses escondiéndole las cartas de Leonard a Angela, y tratando de evitar a toda costa que el pelirrojo pudiera hablar con ella, y ahora, la boda de Michael había echado todos sus esfuerzos a perder.
           
Victoria también estaba con ellos, y al parecer, tanto ella como Leo se habían dado cuenta de nuestra presencia. Yo le dediqué una sonrisa, a la que ella me respondió con una inclinación de cabeza bastante seria. No podía culparla después de todo lo que había pasado, pero aún así, su frialdad me hirió como si me hubieran clavado en el corazón un puñal afilado.

— Hans, te pido por favor que no armes ningún espectáculo. En la boda de Michael, no. Ya estoy más que harta de que la gente que me importa deje de hablarme porque tú no eres capaz de comportarte como un ser humano normal.  

Mi hermano se quedó mirándome con cara de pocos amigos, como era su santa costumbre, pero me obligó a seguir andando por la estancia.

— ¿Sabes cuál es tu problema, Iuta? Que la gente que te importa debería ser tu familia, no esos dos gilipollas que están hablando con Angela, y definitivamente no esa zorra con la que te acostabas… O Dios sabe qué más cosas haríais.
           
La forma en que Hans pronunció aquellas palabras, con ese tono de asco y desprecio, hizo que se me revolvieran las tripas. ¿Cómo podía mi propio hermano ser tan cruel conmigo?
           
— Mira, parece que tu queridísimo pelirrojo y su amiguita emprenden la retirada — anunció mi hermano, sacándome de mis pensamientos.
           
— Sí — repliqué yo con sarcasmo —. Seguramente te vieron llegar y querían ahorrarse el tener que mandarte a la mierda otra vez.
           
Tras decirle esto, me solté de su brazo y avancé a grandes zancadas hacia donde estaba Angela, de pie en medio de la sala, con los ojos cubiertos de lágrimas.
           
— Cariño — dije, cuando llegué a su altura —, ¿Te encuentras bien?
           
— ¿Tú lo sabías, Iuta? — me preguntó con amargura — ¿Tú sabías lo de las cartas y las visitas de Leonard?
           
Mi corazón se detuvo en aquel mismo instante. No podía permitir que Hans consiguiera separarme también de mi hermana pequeña, pues era lo único que me quedaba. Claro que mentirle tampoco era una solución, pues tarde o temprano se enteraría de la verdad. 
           
— Hans te lo ocultó todo, porque pensó que eso era lo mejor para ti — repliqué, clavando la vista en mis pies.
           
— ¡¿Lo mejor para mí era no volver a tener contacto con el único amigo de verdad que he tenido en toda mi vida?! — estalló Angela, haciendo que todas las miradas de la sala se clavaran en ella.
           
— Angela, por favor, cálmate — le supliqué —. Así no vas a conseguir nada…
           
— ¡No, claro! Es mucho mejor hacer como tú. Dejar que el retrasado de Hans dirija tu vida, que te aparte de las personas que quieres. ¡Pero yo no soy como tú, Iuta! Yo no voy a permitir que ese imbécil decida por mí.
           
Sentía las miradas de todos los asistentes a la ceremonia taladrándome la espalda, metiéndose en nuestra vida privada sin respeto alguno. Cuchicheaban y sacaban conclusiones sobre qué miembro de mi familia estaba más colgado.
           
— ¡Angela! — le gritó Hans cuando llegó a nuestra altura — Háblale con más respeto a tu hermana mayor.
           
Mi hermana comenzó a reír con amargo sarcasmo.
           
— Yo sólo sigo tu ejemplo, hermanito. Sigo el ejemplo de todo el mundo. Porque todo el mundo la trata como si fuera una mierda, y a ella no parece importarle.
           
Tras decir esto, Angela cogió su bolso y su fular, y se dirigió con pasos presurosos hacia la puerta de la iglesia.
           
Me dejé caer pesadamente sobre uno de los bancos de madera que había tras de mí, justo antes de sentir una cálida mano sobre mi hombro. Me di la vuelta sobresaltada, y mi corazón dio un vuelco cuando mi mirada se encontró de pleno con la de Emma.


Johnny      
Había salido de la iglesia a fumar un rato. El ambiente en ese “edificio sagrado” era más que irrespirable y necesitaba despejarme un poco. Además, después de cómo me habían tratado Victoria y su tía aquella mañana, y de lo que Leonard me había dicho unos minutos antes, estaba claro que nadie iba a echarme mucho de menos…
           
— ¡Eh, tú! — oí que me decía una voz femenina a mi espalda — ¿Puedes llevarme a mi casa?
           
Me di la vuelta con curiosidad para ver quién era la dueña de esa voz tan dominante, y lo que vi no me dejó en absoluto decepcionado…
           
— Pues claro, preciosa — repliqué con una sonrisa —. Te llevo donde quieras…

4 comentarios:

  1. Um Así que había sido Hans..
    Y quien se va con Johnny..¿puede ser Emma? ¿o Angela?

    Bueno, publica pronto.

    Besos!

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  2. Jo, Athenea... Angela me da mucha pena... :( Pobrecita... T.T
    No sé porqué pero me da en la nariz que Johnny le va a hacer "tras-tras" a Angela... Jajajaj x) Espero que no se porte con ella como un capullo y que la trate con el respeto que se merece. Claro, que todo esto son conjeturas, ya veremos que pasa en el siguiente cap. :)
    ¡Publica pronto! :D

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  3. wee 10 puntos, adiviné que había sido Hans xD y ya si que definitivamente Hans me cae como el culo, pobres hermanitas -.-''
    Estoy con Katia, espero que Johnny trate bien a la chica (voto por que es Angela xD) aun que con lo mujeriego que es... me encantaría que le dieran otra ostia, es divertido jaja sigo diciendo que es muy salao este hombre xDD

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  4. Bonita disputa. Este Hans es un inútil, ya no solo por el hecho de que desprecia a su hermana por ser lesbiana sino por que la desprecia más aun y encima a su hermana pequeña. Iuta encuentra el apoyo que necesitaba en el momento justo creo yo. Y me ha gustado mucho que Úrsula le zurrara a Johnny, creo que antes no deje comentario.

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