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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Relato sin título ni introducción.

La ciudad comenzaba a despertar paulatinamente de su profundo letargo. La azafranada luz que proyectaban las farolas se fundía con la negrura de la noche en una perfecta armonía, desdibujando el ambiente con un halo anaranjado casi fantasmagórico. La fresca brisa marina me golpeaba la piel desnuda del rostro con la furia propia de la naturaleza.
           
Era en aquellos momentos, cuando volvía a casa después de una noche de total desfase, rebasando por mucho los límites de la velocidad permitida, cuando conseguía diluirme mejor con el ambiente. Puede que fuera porque tenía más alcohol en sangre del debido y empezaba a desvariar, o sencillamente que a las cuatro de la mañana no pasaba ni un alma por la calle y de esa forma me resultaba más fácil captar, desde el sutil aleteo de un pajarillo, hasta el sonido casi imperceptible del viento arrastrando la hojarasca por el suelo.

Sí, definitivamente estaba empezando a desvariar. Era una suerte que todavía no me hubiese estampado contra un árbol o atropellado a una ancianita indefensa en un paso de cebra. Claro que bien pensado, las ancianitas suelen estar en sus casas a las cuatro de la mañana.

Aparqué cerca del bordillo de la acera cuando llegué frente a mi casa. Llevaba unos cinco años viviendo allí, justo el tiempo que mis padres llevaban muertos. Eso era lo único bueno que me habían dejado: una casa en la que vivir. Bueno, eso, y una cuenta bancaria con la que podría vivir al menos tres años más sin tener que preocuparme por trabajar. Lo cierto es que, aunque suene cruel e inhumano, mis padres habían resultado ser mucho más útiles muertos que vivos.

Cerré el coche con un suave portazo y me adentré en el jardín de sabinas, a través del artificial caminillo de grava que conducía directamente a mi porche. Estaba a punto de agacharme para coger la llave que escondía debajo del felpudo de la entrada, cuando me di cuenta de que la puerta estaba entreabierta.

Un escalofrío punzante me recorrió por entero, haciendo que me tambaleara levemente. Con todo el alcohol que llevaba en sangre no iba a ser capaz de enfrentarme a ningún intruso y salir vencedor en la batalla, pero, y puede que lo hiciera precisamente por la gran cantidad de alcohol ingerido, abrí la puerta del todo y entré en la casa.
           
En cuanto puse un pie en el recibidor fui consciente de que había alguien en el salón. Dos personas, a juzgar por el juego de voces que procedía de aquella estancia. Una mujer y… Chris. Reprimí una carcajada antes de avanzar en dirección a su encuentro. Ese cabrón había vuelto a traer a una mujer a casa sin avisar.
           
— Tienes que venir, Úrsula, será muy divertido — le estaba diciendo Chris a su interlocutora —. Marty es de los mejores guitarristas que he visto, o más bien escuchado, en mucho tiempo.
           
Oh, genial. Ahora me estaba utilizando para ligar con una tía. Chris cada día estaba más desesperado por echar un polvo.
           
— Eso mismo me dijiste la semana pasada sobre ese cantante, ¿cómo se llamaba…? ¡Ah, sí! Ricky. Y luego resultó no ser más que un burdo principiante.
           
— ¡Oh, Úrsula, me ofende la desconfianza que destila tu voz! — replicó el pobre diablo de Chris con voz zalamera.
           
— Buenas noches, señores — saludé en cuanto entré en el salón, interrumpiendo deliberadamente la conversación de aquellos dos.
           
— ¡Marty! — gritó Chris al verme, al tiempo que avanzaba hacia mí a grandes zancadas — Úrsula, él es el guitarrista del que te hablaba — le indicó con una enorme sonrisa de satisfacción, mientras me señalaba con un gesto de su mano.
           
— Ya veo…  — replicó la mujer, clavando sus penetrantes ojos en mi rostro, como si hubiera sido traspasada por un rayo y éste la hubiese dejado completamente paralizada. Debo señalar que reconocí al instante aquella expresión traspuesta en su semblante, pues era exactamente la misma que yo tenía en aquellos momentos.
           
Chris pareció darse cuenta del cambio que se había operado en nuestras respectivas expresiones y, sobre todo, del significado oculto de aquel cambio, pues estallando en una sonora carcajada apuntó:
           
— Creo que será mejor que os deje solos…

5 comentarios:

  1. Ooooh!! ¡¿¡Este es el relato de cómo se conocieron Úrsula y Marty?!?! Qué feeling nada más verse XDD Así que los papis de Marty le dejaron mucha pasta, ¿con eso montó el bar?
    Se me ha hehco muy cortito pero me ha gustado, aunque al principio estaba expectante por ver quién era el narrador de la historia XDD
    Un besote y esta vez llego justo a tiempo XDD

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  2. ¡Me ha encantado! Al principio creí que era Leo después de que Vicks le pillara con la coca -o lo que fuera-, que lo que le faltaba era emborracharse, pero ¡no! Úrsula y Marty, mis bipolares favoritos, ¡los odio! xDD (qué broma más mala, perdóname).
    En fin, que me ha gustado mucho porque los dos tienen como una locura especial que me encandila.
    ¡Un besito!

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  3. Que chulo nena JAJAJA con razón has dicho que me iba a gustar. Definitivamente Marty y Úrsula son mi pareja favorita, mucho más que Victoria y Leo.

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  4. Está muy muy bien :) se nota el amorío en las nubes y esas cosas. Aunque más que amorío es atracción :) un besazo y avisa que mola :) Muaks beautiful :)

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  5. AWESOME!!! Conque así es como se conocieron, eh?? Muy buen relato, aunque no tenga ni introducción ni título (¿quién los necesita?) =)

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