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"When I hear the music, all my troubles just fade away/ When I hear the music, let it play, let it play",

"Let it Play" by Poison.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Capítulo XXII. I'm not an upstanding citizen, but I'm standing up, just the same... Or not. (Parte 2)

Carta de Marty a Victoria
                                                                   California, 5th October 1987

Dearest Victoria,
           
Something horrible has just happened. I know you don’t want to come back, but we really need you here. Angela and Johnny have had a car accident and they’re at the hospital. It seems like it’s nothing serious but I’m sure they would appreciate if you visited them. Besides, your aunt and I miss you a lot. Nothing has been the same since you returned to Spain. You’re like a daughter to us and now… We are like two lost souls without you. So please, come back as soon as you can. 

I hope you’re feeling better and doing well. I guess you are under a great pressure at home, but you now you can count on us for anything you need.

Lots of love,
Marty.


Victoria
La carta de Marty venía acompañada por un sobre que contenía el dinero suficiente para comprar los billetes de avión con destino a California. Mis tíos eran demasiado inteligentes como para creer que mis padres iban a pagarme semejante viaje después de todo lo que había pasado, y querían cubrir todos los frentes.
           
Había empezado a trabajar dos días antes, dándoles clases de inglés a una estudiante de filosofía y a su hermana pequeña, pero todavía no les había comunicado a mis padres mi decisión de marcharme de casa. No sería mayor de edad hasta dos meses después y todavía no tenía el dinero suficiente para independizarme. Sin duda, soltar aquella bomba antes de tener seguras las bases de mi nueva vida habría sido jugar con fuego. Tenía que controlar mi impaciencia y mantener la cabeza fría, sólo así les ganaría la partida a mis padres.
           
Gracias a Dios, aquel día había sido yo la encargada de recoger el correo, con lo que nadie de la casa se había enterado de que dos cartas de California habían llegado para mí. Tomé primero la de Leonard entre mis manos, sintiendo como una serie de sentimientos encontrados se arremolinaban en mi garganta, sumidos en una encarnizada lucha por ver quién era el primero en salir a la superficie.

No tenía fuerzas para leer la carta en aquellos momentos, probablemente nunca tendría la entereza suficiente como para abrirla siquiera, por lo que sin pensármelo dos veces la tiré a la basura, después de haberla roto a pedazos.   
           
Leer la carta de mi tío, sin embargo, causó en mí el mismo efecto que si alguien me hubiera atizado con una plancha de acero inoxidable en la cara. Al dejar California, lo único que me había importado era alejarme de Leonard, pero no había tenido en cuenta que había más gente allí que me quería y se preocupaba por mí. Llevaba casi un mes en España y todavía no les había escrito a mis tíos ni una triste postal. Ni siquiera los había llamado por teléfono.

Me dejé caer de rodillas sobre el suelo de mi habitación, sin importar el daño o el ruido que pudiera causar, con la carta todavía entre mis manos. Dios, si es que tal ente existía, era testigo de que todavía no estaba preparada para volver allí, y mucho menos para enfrentarme a Leonard. Quizá pudiera utilizar el dinero que me habían mandado mis tíos para juntarlo con mis escasos ahorros y con mi recién estrenado sueldo de profesora. Después de todo, no quería permanecer en casa de mis padres más tiempo del necesario y ese dinero me facilitaría de forma considerable un nuevo techo bajo el que cobijarme.

Pero la voz de la conciencia no me dejaría actuar de forma tan egoísta. No sólo se trataba de Angela y Johnny. Mis tíos me necesitaban y yo a ellos. Echaba terriblemente de menos a Tom y… Sí, también lo echaba de menos a él. Quizá, todavía era posible establecer una relación cordial con el pelirrojo, si bien volver con él era algo que ni siquiera entraba dentro de mis posibilidades más remotas.
           
Las vivencias de aquel verano de 1987 habían convertido a California en mi hogar y como tal, no iba a permitir que un yonki desgreñado del tres al cuarto fuera a privarme de él. Arreglaría las cosas con él, sí, pero no por ello iba a mostrarme menos firme. Para mí, el Leonard que había conocido a principios de verano estaba ahora muerto y enterrado, y los restos que de él habían quedado, un joven drogadicto e inestable, no despertaban en mí sentimiento alguno, más allá de la lástima o el asco.


Tom   
Ya no me quedaban ni los calzoncillos que había tirado a lavar aquella misma mañana. Todo había ardido hasta quedar reducido a cenizas.

Sentados en uno de los bancos del parque que había frente a nuestro edificio, Marty y yo observábamos en silencio cómo los coches de policía y bomberos acordonaban la zona. El fuego no sólo había arrasado nuestro piso, sino que había alcanzado varios pisos más, entre ellos el de la vecina de al lado, una viuda de setenta años que vivía sola y que solía visitarnos a menudo, trayendo consigo alguna delicia de chocolate que le llevaba horas preparar. Tan famosos eran sus pasteles que en más de una ocasión Johnny se había apuntado a la fiesta.

Lo cierto es que la pobre mujer sólo buscaba algo de compañía de vez en cuando, aunque fuera la de tres rockeros decadentes, pues desde la muerte de su marido, hacía ahora cinco años, y puesto que no tenía hijos, la soledad se había convertido en su única compañera de viaje.

Por suerte, los bomberos habían conseguido rescatarla de entre las llamas, pero había inhalado tanto humo durante el incendio que una ambulancia había tenido que llevársela de urgencias al hospital. No podía dejar de pensar en ella, deseando que estuviera bien, que nada malo le pasara.

— ¿Es que no puede salirme nada bien? ¿No puedo tener una vida normal?   

Marty se quedó mirándome con una mezcla de comprensión e impotencia escrita en sus ojos, antes de posar su mano derecha sobre mi hombro, seguramente en un intento por transmitirme su fuerza.

— ¿Sabemos algo de Leonard?

Negué con la cabeza.

— Seguramente estará en alguna fiesta de esas que organiza la discográfica — repliqué con amargura —. Últimamente no se pierde ninguna…

Marty soltó un resoplido hastiado y decepcionado a un tiempo. Ninguno nos esperábamos que Leonard pudiera llegar a tocar fondo, pero Marty menos que nadie. Para él, Leonard era como su hermano pequeño, sentimiento que no hizo sino crecer cuando éste empezó a salir con Victoria. Ahora, todo aquello había quedado reducido a cenizas. Igual que mi casa...

— Al final va ser cierto eso que dicen de que las desgracias nunca vienen solas… ¡En mi caso, vienen de cuatro en cuatro!
           
— ¡Ya sabía yo que esos hippies desgreñados la iban a liar un día de estos!
           
“Dios mío, no puede ser cierto”. Si hacía unos segundos me había parecido que las cosas no podían ir a peor, la señora Rose acababa de hacer acto de presencia para recordarme que no importa lo mucho que apeste tu vida, siempre puedes acabar aún más hundido en la mierda.

— Señora, haga el favor de calmarse — le pidió Marty modulando su tono de voz de forma que no se entrevieran las ganas de estrangularla que lo consumían por dentro. Y debo señalar que no era el único que se sentía así… — Tom y Leonard no han tenido nada que ver con el incendio…

— ¡¿El incendio se produce en casa de los hippies y ellos no han tenido nada que ver?! — tronó la vieja amargada, con una mezcla de indignación e incredulidad impregnando su voz — ¡A punto ha estado de salir el edificio por los aires!

Marty y yo soltamos un suspiro hastiado al unísono. Para que luego digan que hay que tener respeto a nuestros mayores…

— Señora, nosotros acabamos de llegar ahora mismo del hospital, donde llevamos toda la tarde, es imposible que hayamos provocado el incendio, a menos que tengamos poderes telepáticos ¡y hayamos incendiado el piso por telequinesis!

La rabia y tensión acumulada durante las últimas semanas amenazaba con estallar de un momento a otro y no me importaba en absoluto que dicha explosión de emociones incontroladas le diera de lleno en la cara a esa vieja bruja, que en vez de sombrero picudo, llevaba unos espantosos rulos enganchados en el pelo.

La vieja, intuyendo seguramente que en una lucha cuerpo a cuerpo tenía todas las de perder, inició una deshonrosa retirada, pero sin dejar de recorrerme con una mirada fulminante.

— ¡Tom! 

Marty y yo nos giramos instintivamente hacia aquella voz que habríamos reconocido en cualquier parte, a pesar de que ahora, en lugar de la picardía y arrogancia que la habían caracterizado antaño, estaba teñida por una extraña mezcla de melancolía e indolencia que partía el corazón.

— ¡Leonard! ¿Dónde te habías metido? Te hemos estado buscando por todas partes — la ira contenida que se reflejaba en los ojos de Marty pareció tocar una fibra sensible en Leonard, que retrocedió unos pasos, aparentemente sobrecogido por el aura intimidante que rodeaba al marido de Úrsula en aquellos momentos.

— He ido a dar una vuelta, eso es todo — replicó Leonard, tratando de sostener la fiera mirada de Marty y fracasando estrepitosamente en el intento. Por lo menos no estaba drogado ni borracho. Al menos no de momento — ¿Qué ha pasado? — inquirió con estupefacción al fijar la vista en lo que hasta entonces había sido nuestro hogar.
           
— Han incendiado nuestro piso, Leonard — comencé a decir, con toda la tranquilidad que fui capaz de transmitir en aquellos momentos, que, por otra parte, no era mucha —. Todo apunta a que ha sido Diana.


Angela

— Es muy guapa, cariño — oí que susurraba cerca de mi oído una cálida voz femenina. Era dulce y melodiosa, como siempre imaginé que sería el canto de un hada de los bosques —. Mientras duerme, su suave semblante la hace asemejarse a un ángel de Dios. 
           
— Es un ángel, mamá — replicó una voz que me sonaba terriblemente familiar, pero que en aquellos momentos me sentía incapaz de ubicar.

Quería abrir los ojos para poder ver sus rostros; quería extender mi mano hacia ellos para poder acariciar su piel… Pero mis párpados se negaban a alzarse, como si mi cuerpo se resistiera a despertar de aquel profundo letargo en el que había estado sumido durante los últimos días.

— Has tardado en encontrarte a ti mismo, John, pero veo que por fin has sentado la cabeza. No podrías haberme hecho mejor regalo.

“John”. Aquel nombre resonaba en mi cabeza con una cadencia semejante al golpeteo rítmico de un tambor de guerra. Mi mente me obligaba a aferrarme a ese resquicio de reconocimiento, que podría ser mi única esperanza de conservar la consciencia...

Súbitamente, una fuerte mano masculina se enterró en mi pelo, ensortijando los largos dedos entre mis cabellos con una dulzura inusitada. Aquella mano estaba impregnada por un olor tan suave y penetrante, y al mismo tiempo tan conocido, que me sacudió con la fuerza del violento oleaje marino en una noche de tormenta. Mis ojos se abrieron de golpe, al reconocer mis sentidos de forma inequívoca quién era el dueño de aquella mano.

— Johnny — susurré con voz pastosa, al tiempo que intentaba que sus ojos se encontraran con los míos. A pesar de que mi vista estaba muy borrosa en aquellos momentos, fruto seguramente de todos los sedantes que me habían suministrado, una mujer unos centímetros más bajita que Johnny y que se encontraba de pie a la derecha de éste entró de golpe en mi campo de visión. No me cabía la menor duda de que aquella mujer con rostro de ninfa no era otra que la madre de Johnny, aquélla que tanto había insistido en presentarme y que yo tanto miedo había tenido de conocer…

11 comentarios:

  1. Me encanta, no tengo nada más que decir.

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  2. Oh Dios mío. Diana destruyó su piso. No esperaba eso :S
    Creo que Vicky ha decidido ir a California, por favor si xD
    Y la última parte *.* la amé, cómo ella logra abrir los ojos para Johnny :)

    Espero pronto un nuevo capítulo.
    Besoos!

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  3. Vaya, al final no ha sido nada el accidente, nos asustaste con el ultimo capitulo ¬¬ y a Johnny no le ha pasado nada ^^

    Victoria tiene que volver pero si, lo tiene hcungo, asi que voy a esperar a que publiques que es lo que va a hacer por que yo no tengo ni idea xDD

    Ala, a esperar el siguiente para saber que ha pasado con los demas personajes y que haran Tom y Leo con su no casa xD

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  4. Pufff, un capítulo superhiperperfecto. =)
    En primer lugar, más le valía a Vicks volver a los States. Tom, Johnny, Angela, Úrsula y Marty la necesitan.
    Diana era una psicópata, imbécil, loca..., todos los adjetivos malos posibles (XD); con razón me caía mal, pero es que encima ha sido tan cerda como fastidiarle la casa a Tom y Leo. A este último lo sigo odiando. Fuera yonkis. x)
    Y para terminar, la parte de Angela ha sido sublime *.* En serio, y no sé por qué, pero me ha parecido el momento más dulce de Johnny-Angela. Y su madre, qué maja que es. ¡Aisss, como adoro a esa parejita! (y pobrecillos por el accidente. :S).
    Ah, te he pillado que en el último párrafo has puesto "Johnn", te falta la "y".
    Un beso y publica el siguiente pronto. =)
    PD: ¡Se me hace tan raro que Johnny se llame John! xD

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  5. Puta vieja, ¿porqué no la has matado a ella? Ya que Johnny no ha muerto como debería haber matado a esa vieja o a la guarra de Diana. Creo que Victoria sólo volverá a California cuando esté verdaderamente preparada y el despertar de Angela tampoco es para tanto, lo digo por las de arriba, era lo que tenía que suceder. No creo que la madre de Johnny se hubiera quedao tan ancha en su casa sabiendo que su hijo ha tenido un accidente de coche.

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  6. Vaya tela. ¡Sabía que Diana era una mala persona! ¡Lo sabía! xD Que mal me ha caído siempre, co*o. x)

    Vicky tiene que volver a California, sí o sí.

    Ais... Johnny es un amor. TTuTT Y Angela, pobrecilla. :S Parece que a ella le está costando más recuperarse del accidente, ¿no? :S

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  7. Ayy la carta de Marty me ha encantado, es tan bonico :)
    Diana... vale, está loca. No tenía ningún derecho a quemarles la casa... sí, está como una cabra. ¿Por qué no aparece su cadáver entre los restos? xD.
    Te he encontrado une error en la parte de la señora Rose (uff, qué asco), en : enganchados en "la" pelo. :)
    Y, bueno, el accidente no ha sido tan grave...
    1beso!

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  8. Oooooh, q bonito lo de Angela, de veras es un angel!! :) Pobres Marty y Ursula, lo solitos q se sienten... Y Tom, q ahora esta sin novia, sin casa y sin su colega (q es un desgraciao, todo hay q decirlo, aunq da bastante penita)... yo quiero q Victoria y él acaben juntos, como tenía q haber sido desde el principio!!!

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  9. Siento no comentar mucho en tu blog, he estado un poco ocupada. Estas vacaciones leeré un poco más de tus historias y comentaré. Un beso

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  10. ¿¡Pero por qué son más y más cortos?! >_<
    Menos mal que no les ha pasado nada, que alivio! WUUUUAA ¿como será la madre de Johnny? Estoy intrigadisima.
    Echo de menos las conversaciones de Victoria y Tom. ¡¡ADORO A MARTY Y A URSULA!!!

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  11. Hola de nuevo!! Bueno, vamos por partes (siento de nuevo el retraso XDD). Pensé que lo del incendio de Diana ería más gordo de lo que ha sido, aunque menudo susto se han tenido que llevar, sobre todo Tom.. con lo rico que es... XDDD Y Leo ¬¬ Menudo yonki fiestero, a ese tarde o temprano le pasaran la factura XDDD
    Si yo fuera Vic, volvería a California con mi verdadera familia, y no esa especie de "hogar" desarmado que tiene en españa, eso sí, sin el pelirrojo de por medio. Le digo a Vic como a los familiares de un zombie "Ese ya no es Leo" XDD
    Sobre lo de Ángela, ha sido muy bonito, aunque... no sé por qué me da que la cosaa no va a ir bien del todo, ¿verdad? Un besote y me voy a leerme el otro capítulo que me falta XDd Muuuacks preciosa mía!!

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